La anécdota sucedió el sábado después de que Erling Haaland machacara la portería del Hertha Berlín con cuatro goles y él mismo se encargó de revelarla sin perder la sonrisa. «Cuando me sustituyó, Lucien Favre (su entrenador) se dirigió a mí con dudas y me preguntó: ‘‘¿Cuántos has marcado, tres?’’. Y respondí: ‘‘No, solo cuatro porque me mandas al banquillo’’. Así que aún estoy un poco enfadado con él». Protagonista indiscutible en el triunfo del Borussia Dortmund (2-5), el delantero al que no quita ojo el Real Madrid fue reemplazado por Youssoufa Moukoko, un imberbe de 16 años recién cumplidos (apagó las velas el día antes) con el que el noruego tuvo que acabar compartiendo titulares porque su compañero entró en la historia de la Bundesliga. Se convirtió en el futbolista más joven en disputar un partido, superando a Nuri Sahin (16 años y 11 meses). En un deporte tan dado a la exageración y a la búsqueda de ídolos cada vez más prematuros, muchos ya se atreven a calificar a Moukoko como el nuevo Messi.
Nacido en Yaundé (Camerún), aunque nacionalizado alemán, el africano ha exhibido una pasmosa propensión a las celebraciones en los equipos formativos, donde siempre se ha enfrentado a rivales más mayores que él. En algunos casos, hasta tres o cuatro años, una diferencia de edad que, según los técnicos, puede haber ayudado a acelerar la formación y el crecimiento de un talento que amenaza a los porteros con sus dos piernas. La estadística de esta nueva joya del fútbol es mejor que la firmada por Messi en las categorías inferiores del Barcelona y el dato impresiona, porque ha sumado 141 goles en 88 encuentros con el Dortmund. El sábado, en Berlín, apenas disfrutó de cinco minutos y se quedó con las ganas de marcar, pero hoy tiene la oportunidad de continuar derribando récords. Si bate al Brujas, desbancará al barcelonista
Ansu Fati
como el goleador más joven de la Champions (17 años y 40 días). Pero Moukoko, que en 2019 dio el primer gran mordisco al firmar con Nike un contrato de 10 millones de euros, no tiene prisa por hacer el primer gol en Europa porque dispone de todo un año por delante para poder superar al azulgrana.
La dirección deportiva tenía muy claro que el debut de Moukoko con la primera plantilla era solo cuestión de tiempo, el necesario para que alcanzara los 16 años, la edad mínima fijada en el fútbol alemán para que una promesa pueda jugar con el equipo de los mayores. Hasta abril, el reglamento exigía 16 años y medio, pero las presiones del Borussia Dortmund contribuyeron a acelerar el cambio de normativa de la que se ha beneficiado ahora el joven atacante, ya internacional con las selecciones inferiores germanas.
La irrupción de Moukoko reabre el viejo debate sobre la edad en el fútbol y las prisas por descubrir talentos prematuros. De hecho, no hay que irse muy atrás en el calendario para hallar un caso similar. A finales de junio, el argentino Luka Romero (15 años y 219 días) consumió sus primeros minutos con el Mallorca en un duelo ante el Real Madrid, convirtiéndose en el jugador más joven en la historia de la Liga española. Futbolistas en formación que cada vez dan antes el salto definitivo a la élite.
Pero éste no es el único debate generado por Moukoko en Alemania. También ha desterrado las dudas sobre su verdadera edad, un fantasma que lleva años persiguiéndole y que en su día obligó a su padre a presentar la partida de nacimiento que recibió cuando registró a su hijo en el consulado alemán en Yaundé. Las dudas siguen. Ajeno a las polémicas, Haaland lo dejó claro el sábado en Berlín al ser preguntado por su joven compañero: «Es el mayor talento del mundo en este momento. Es un jugador muy fuerte y aún sólo tiene 16 años, le espera una gran carrera».
