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El sueño de Tokio 2020, más cerca para Carlos Llavador: «Ahora mismo estoy clasificado a falta del Gran Prix»

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Los atletas profesionales planifican al milímetro desde principios de año su agenda deportiva para exprimir sus posibilidades de éxito al máximo. Pero 2020 será recordado por el año en el que un nuevo coronavirus se llevó por delante todos los proyectos establecidos, también los Juegos de Tokio, que tuvieron que ser retrasados a 2021. Allí quiere estar presente Carlos Llavador (Madrid, 1992), la mayor esperanza con la que cuenta la esgrima española para volver a colgarse una medalla en la competición más prestigiosa. Lo cierto es el que sueño de Tokio 2020 está cada vez más cerca, después de que el madrileño se alzase en febrero con la Copa del Mundo en El Cairo (Egipto), tras imponerse en la final al bronce olímpico de Atenas, el italiano Andrea Cassara, por un contundente 15-6. La andadura de Llavador por la copa planetaria fue la máxima exponencia de ir de menos a más. «Tuve que tirar en dos días, hacer la liga de grupos, donde estuve cerca de ser eliminado, pero me repuse y logré pasar a las fases eliminatorias», recuerda para ABC. En la primera ronda del cuadro final, Llavador remontó al estadounidense Race Imboden para colocar un marcador de 15-13; en el tablón de 32, se enfrentó al ruso Dmitry Zherebchenko, quien le había vencido en el pasado Europeo, pero se impuso por 15-12. En dieciseisavos, se midió a Alexander Sirotkin. El ruso iba venciendo 8-14 y, a falta de 25 segundos para el final, Llavador remontó épicamente hasta lograr un 15-14. En cuartos, venció con mucho esfuerzo al japonés Toshiya Saito (15-14), una victoria que fue una inyección de moral determinante. Ya nada le iba a parar. En semifinales, arrasó al subcampeón olímpico, el estadounidense Alexander Massialas (15-3); y en la final no le dio opción a Andrea Cassara y logró una Copa del Mundo para el florete español, algo que nadie había logrado desde 2008. Llavador, que en 2018 se había alzado con el bronce en los Mundiales de Wuxi (China), siendo el primer medallista español en 23 años en esta cita universal, estaba lanzado en su camino hacia los Juegos de Tokio. Tras vencer en la Copa del Mundo, quedaba el Gran Prix en Estados Unidos para cerrar la clasificación. Pero el coronavirus lo frenó todo. El esgrimista madrileño, que reside en Italia, tuvo que salir apresuradamente del país transalpino para «evitar los problemas que estaba ocasionando el coronavirus». Pero aquella escapada se torció. «Me llamaron los italianos que no iban a poder competir y los rusos tampoco. Según se acercaba la competición llegaba algún país, pero no tenía buena pinta. Un día antes, se canceló la competición», cuenta el tirador, que cogió uno de los últimos vuelos antes de que cerraran las fronteras en Estados Unidos. Ya en España, los deportistas profesionales se enfrentaron a un confinamiento extremo en los meses más duros de la pandemia, que les impidió continuar con su desarrollo rutinario. «Trabajé mucho con el psicólogo deportivo para hacer ejercicios que sirvieran para mantener el rendimiento y no pensar tanto en el frenazo del confinamiento», desgrana Llavador. «Cuando logré el permiso especial para deportistas de alto nivel y me fui al Pardo a entrenar en el campo, un lugar perfecto para coger el ritmo», rememora. Aunque la inactividad le pasó factura. «Estuve seis meses parado sin poder hacer esgrima como tal por las restricciones del Covid-19, empecé a tirar realmente en septiembre», cuenta, ya de nuevo desde Italia, su lugar de preparación habitual: «Aquí puedo entrenar sin mascarilla y hemos recuperado bastante la normalidad». La Federación Internacional de Esgrima canceló todas las competiciones, pero con los Juegos en el horizonte, está barajando fechas para reactivar la actividad. Para entrar en los Juegos, Llavador debe hacer un buen papel en el Gran Prix de Anaheim (California). «Allí es donde nos jugamos el pase», explica, aunque previamente quieren establecer algunos torneos importantes para que los competidores lleguen rodados. Con todo, el madrileño se encuentra ahora mismo muy bien posicionado para que el sueño de Tokio 2020 se cumpla. «Ahora mismo estoy clasificado a falta del Gran Prix», apostilla. «Si logro entrar, voy a intentar prepararme de la mejor manera posible. Aunque tendré que hablar con gente de otros países para que me ayuden a prepararme, puesto que entreno con los italianos y ellos tendrán que concentrarse con su selección», remata Llavador, desnudando la problemática que existe en nuestro país para encontrar «sparrings» al tratarse de un deporte todavía minoritario. Por el momento, el florete está en buenas manos.
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