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Paula Badosa gana en Indian Wells y conquista su plaza en la historia del tenis español

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La sonrisa de Paula Badosa se iluminó más que nunca en la pista principal del Indian Wells Tennis Garden, imponente escenario de un triunfo inédito del tenis femenino español. La catalana pega un nuevo salto de calidad a sus 23 años al apuntarse el último WTA 1.000 de la temporada, el más lustroso, el llamado quinto grande. Conchita Martínez se había quedado a las puertas en dos ocasiones, de eso hace ya 25 años, y pocos contaban con que el maleficio lo rompiera una tenista que empezó el año en el puesto 70 del ranking y sin títulos. Badosa, que ya hace tiempo aprendió que sus límites son solo mentales, se dispone a acabarlo a las puertas del top ten mundial, cerca de jugar la Copa de Maestras y con dos títulos en su palmarés. Badosa llevaba una semana grandiosa en Indian Wells, con victorias apabullantes sobre tres pesos pesados como Cori Gauff, Barbora Krejcikova, campeona de Roland Garros, y Angelique Kerber. Solo había cedido un set, curiosamente en su primer duelo ante Dayana Yastremska, pero para gritar al cielo su victoria aún tenía que derrotar a un dolor de muelas como Viktoria Azarenka, una campeona con mayúsculas. Lo logró en un partido durísimo que puso a prueba todas sus capacidades. Era la primera vez que las dos finalistas se cruzaban en una pista y el duelo resultó intenso desde el principio. La solemnidad del momento parecía pesarle más a Badosa, a la que se le iba la mano en busca de los primeros golpes ganadores. Era cuestión de coger el ritmo. Tampoco se mostraba demasiado solvente con su saque, una de sus principales armas en esta semana mágica en el desierto californiano. La primera manga se la pasó salvando bolas de break hasta que, curiosamente, fue ella la que primero desequilibró el partido con una rotura en el séptimo juego. Azarenka dejaba pocos resquicios, pero tampoco estaba perfecta. Con todo, la alegría duró poco, pues la bielorrusa contraatacó con otro break inmediato. Sin hacer un partido brillante, Badosa sobrevivía en un encuentro de intercambios eternos y sucesión de alternativas. Y ese aparente caos le permitió ir creciendo. La catalana tuvo un primer momento de crisis con 5-4 a favor de Azarenka. No solo lo superó, sino que después volvió a romper el saque de su rival para colocarse con 6-5 a favor y saque. No estaba todo hecho, porque con todo de cara le pudo la presión y encogió la mano cuando tenía a la vista su primera bola de set. Azarenka aprovechó el regalo y acabó llevando la larguísima manga (una hora y 22 minutos) hasta el tie break. La muerte súbita volvió a mostrar las dos caras de Badosa. Impecable al inicio para ponerse 4-0, timorata después, con una doble falta incluida. Aún así, a trompicones, sacó la casta necesaria para no doblar la rodilla y acabó llevándose el set en un punto colosal. En la grada lo celebraban con rabia Jorge García, su entrenador, y Juan Betancourt, su pareja. Cambio radical Pero enfrente sufría Azarenka, que no es como si sufre cualquiera. La bielorrusa luce con orgullo sus dos victorias en Australia y también sus dos triunfos previos en Indian Wells. Todos ellos antes de que parase en 2017 para ser madre. Después, regresó con más años, pero con el mismo ímpetu. En 2020 estuvo a punto de celebrar su tercer Grand Slam, derrotada en una final del US Open donde llevó al límite a Naomi Osaka. La bielorrusa pues, echó mano de todos esos recuerdos y viró el rumbo del partido en el inicio de la segunda manga, donde en un visto y no visto se había puesto 3-0. Badosa tuvo un conato de reacción en el cuarto juego, pero Azarenka estaba desatada. En contraste con los 80 minutos largos de la primera manga, la segunda apenas alcanzó la media hora. Para el set definitivo entró en juego también el calor. Los más de 30 grados de Indian Wells y las más de ocho horas que llevaba en la pista esta semana Azarenka (32 años), no parecían pasarle factura. Badosa quiso emular el arranque meteórico de su rival en la segunda manga y llegó a tener una bola para ponerse 3-0, pero la desperdició y permitió a Azarenka no marcharse de la final. No solo eso, la exnúmero uno mundial llegó a tener saque con 5-4 para ganar el partido, pero Badosa volvió a revivir, de nuevo agarrada a esa fortaleza mental que tanto le ha hecho crecer. Semejante duelo solo podía resolverse en un nuevo tie-break, un drama para las jugadoras y el sueño de cualquier aficionado. Allí volvió a emerger la Badosa que ha encandilado durante toda la semana, la que aún promete hacerlo muchas noches más.
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