Dios te bendiga,mi negra
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Cuarto día de aislamiento por contagio. Veo los Juegos Olímpicos desde el sofá, agujereada por la fiebre y rota por el desánimo. Entonces ocurre el milagro: una mujer morena, de cuerpo fibroso y cuadriculado, salta en el aire como una gacela y aterriza en una cama de tierra. Su cuerpo ha dejado una marca impresa sobre la arenilla de la pista. Es domingo por la tarde y la atleta venezolana Yulimar Rojas acaba de romper el récord mundial de triple salto.
«¡Vamonós!», grita la deportista con esa tilde imaginaria que añaden los venezolanos a la última sílaba del verbo, para convertirlo en una fiesta o una guerra. Y ella, Yulimar Rojas, es una guerrera. En la pantalla del televisor observo la... Ver Más