Yulimar Rojas, oro con un récord estratosférico

Si Ana Peleteiro tuvo que hacer ayer el concurso de su vida para colgarse el bronce, la venezolana Yulimar Rojas, compañera de entrenamientos de la gallega, demostró por qué es una de las mejores de todos los tiempos en esta especialidad. Única, inigualable, la sudamericana esperó al último salto para conseguir su sueño, lograr el récord del mundo que estaba en poder de Inessa Kravets con 15.50. Desde ayer en Tokio, la plusmarca de triple salto queda en 15.67. Todo ello porque Rojas, que desde su primer intento dejó claro que el oro iba a ser suyo -hizo 15.41-, encadenó saltos larguísimos -varios nulos- hasta que el último fue válido. Como en una película, el récord llegó al final. Con el oro decidido la pugna estaba en el resto de los metales. Bueno, realmente peleado estuvo el bronce porque en la pelea por la plata, Patricia Mamona también puso un precio muy alto en su primer intento con un 14.91 muy serio -luego se iría hasta los 15.01 mejor marca europea de la historia-. Peleteiro, que tuvo una muy buena entrada al concurso con 14.55, cerraba la primera ronda en la cuarta plaza. Su segundo intento le llevó a batir el récord de España con 14.77, su mejor marca de siempre, superior incluso a esos 14.73 de pista cubierta. La gallega se consolidaba en la tercera plaza, ganándose el derecho a soñar con el bronce. El problema llegó en la cuarta ronda, cuando la sudafricana Jam Ricketts saltó 14,84, siete centímetros más que la española, presionada por tener que batirse a sí misma de nuevo, sí o sí, para ser al menos bronce. Pero el ADN de Peleteiro no le permite rendirse jamás, y en el quinto intento hizo un salto enorme que le llevó a los 14.87. Tres centímetros más que la jamaicana y de nuevo plusmarca española. Quedaba una ronda de infarto donde Peleteiro defendió esa tercera plaza. Ricketts se quedó lejos. La medalla de bronce era para la gallega, la líder del atletismo español, estaba en su cuello. Después llegó la vuelta al estadio, la felicidad absoluta mientras Rojas se consolidaba como una de las figuras de estos Juegos de Tokio con un salto brutal.