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Lipasam soterrará los contenedores del Casco Histórico de Sevilla

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Una mejor gestión de los residuos urbanos será otro de los proyectos que el Ayuntamiento de Sevilla quiere financiar con cargo a los fondos de recuperación que llegarán desde Bruselas, toda una transformación del sistema que Lipasam ha desplegado por la ciudad y que permitirá cumplir con las nuevas exigencias legales. El montante para este salto en el reciclaje supera los 170 millones de euros, de los que el mayor grueso -un total de 121 millones- se destinará a la construcción de una nueva planta y una nueva red de tratamiento que permita separar completamente la basura y dar una segunda vida a los desechos que se generan en la capital andaluza y los municipios cercanos. De lograr la financiación completa, habría que buscar una ubicación a estas nuevas instalaciones «si se decide trabajar desde cero o incluso modernizar las que ya están en servicio en la finca Montemarta-Cónica, localizada en el término de Alcalá de Guadaíra», aclaran fuentes del Ayuntamiento. Toda esta estrategia de economía circular que, además de un equipamiento de última generación, conlleva un cambio de la red de contenedores para mejorar la separación de basura, ampliar los puntos limpios y la digitalización de todo el sistema. Una de las actuaciones más esperadas que se ha incluido en el proyecto es el soterramiento de los contenedores del anillo del Casco Antiguo. En esta zona será también donde se instalen sensores de llenado que permitirán conocer el nivel de capacidad y optimizar así el servicio de recogida. El coste es de 11,8 millones de euros y se ha presentado como un proyecto propio dentro de una de las líneas. Este proyecto, que forma parte del paquete de noventa que presentó el alcalde antes de final de año con un valor total de 1.700 millones de euros, permitirán cumplir los objetivos que ha impuesto la Unión Europea. La estricta directiva de Bruselas establece que antes del 31 de diciembre de 2023 habrá de estar implantada la recogida selectiva de biorresiduos en los grandes núcleos urbanos o bien su reciclaje en el lugar de generación. Apenas dos años después ya será obligatoria la recogida separada de textiles y de sustancias y materiales peligrosos domiciliarios para ir reduciendo el volumen de la basura sin clasificar que se deposita en el vertedero, que para 2035 ha de ser apenas un 10 por ciento de lo que se vierte hoy. En vista de las fechas marcadas, Lipasam tendrá que buscar fórmulas de financiación para empezar a hacer cambios a corto plazo, empezando por el tratamiento que se le da a los desechos cuando llegan a la planta. El primer objetivo es lograr una mayor separación, permitiendo que los restos orgánicos no se mezclen con todos los demás. Eso no significa que el contenedor amarillo se convierta ahora en ese cajón desastre que recibe todo lo que no tiene un destino claro, sino a mejorar lo que se hace mal. El fin último de los restos de comida es convertirse en compostaje para abono. Gestión de muebles y enseres Otra de las actuaciones será la reutilización de muebles, enseres y aparatos eléctricos, que son los que colmatan los puntos limpios. En esta tarea juega un papel fundamental el proyecto que está previsto en las antiguas naves de Hytasa, donde se llevará a cabo una mejor gestión de este tipo de desechos. Igualmente, la comunicación entre los ciudadanos y los técnicos de la empresa de limpieza será fundamental. Con ese fin se creará una aplicación de móvil para la solicitud de manera programada de muebles y enseres. El presupuesto aproximado de toda la actuación ronda los 5,7 millones de euros. La ampliación de la red de los propios puntos limpios será otro de los proyectos, valorado en 1,3 millones de euros, que contribuirá a cumplir los objetivos. Y para el correcto funcionamiento de estos dispositivos se instalarán barreras de acceso, se dotará de un mejor servicio de vigilancia y se digitalizarán con sistemas informáticos más avanzados. Biogás para mover el transporte público Una de las actuaciones más interesantes que el Ayuntamiento de Sevilla ha presentado a los fondos de recuperación Next Generation es la incorporación a la planta de tratamiento de un sistema de producción de biogás para los vehículos de transporte público a partir de residuos orgánicos y lodos de depuradora. Se trata de implementar procesos de metanización y compresión del biogás generado en la descomposición de los desperdicios de los que se extraerá el gas. Una vez obtenido, se inyectará a la red de gasoducto y posteriormente, se destinaría a la flota de autobuses urbanos.
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