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Así es el coche patrulla 3.0 de la Policía que opera ya en Sevilla

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Se llama iZ y es el nieto de los vehículos zetas que patrullan a diario las calles españolas que están bajo la competencia de la Policía Nacional. Es el último modelo de coche policial que el Ministerio del Interior ha puesto en circulación y que suponen un salto cualitativo considerable en cuanto al uso de tecnología para fines policiales . Los primeros comenzaron a funcionar como avanzadilla en seis capitales, una de ellas fue Sevilla. La primera remesa anunciada por el Gobierno es de 162 vehículos, que irán sustituyendo paulatinamente a la flota actual de patrullas. En estos momentos, el único vehículo iZ operativo en Sevilla se custodia como oro en paño y sólo lo utilizan los oficiales a la espera de que lleguen más coches. No hay fecha aún de próximas incorporaciones. «El motivo de tener un especial cuidado no es otro que impedir que el vehículo se quede sólo en una intervención rutinaria de los agentes de Seguridad Ciudadana en la que los funcionarios dejan el vehículo sin vigilancia para atender fuera un requerimiento», señala uno de los dos subinspectores que trabajan a diario con este vehículo dotado con la tecnología más avanzada para la identificación de personas y el cotejo de placas de matrículas. Ese equipamiento tecnológico eleva la factura de cada unidad por encima de los 60.000 euros. La Administración ha optado por la fórmula del «renting» para hacerse con estos vehículos 3.0. El contrato habilita la posibilidad de renovar los coches cada cuatro años. Su lector, con capacidad para leer 400 matrículas por minuto, es una de sus principales prestaciones. Se trata de un sistema de lectura y consulta automática de documentación, con envío y recepción de imágenes en tiempo real. También puede realizar esa misma función en un entorno de baja iluminación e incluso nocturno. 24 horas operativo El iZ que opera en Sevilla, a pesar de que es usado por un reducido número de funcionarios, está operativo las 24 horas y su principal cometido en estos momentos es el rastreo de matrículas mientras circula por las calles de la capital. La eficacia es máxima y los agentes se están encontrando, en no pocas ocasiones, con vehículos que ya habían sido recuperados pero el dueño no había retirado la denuncia. «Es importante que el ciudadano, cuando se resuelve un caso de sustracción, lo comunique porque si no, su coche puede seguir constando como robado en las bases policiales». Este funcionario recuerda el susto que se llevó la hija del dueño de un BMW de gama alta, «de los que suelen usar los aluniceros para sus robos», cuando la abordaron cerca del recinto de la Feria hace unas semanas. En la consola de la patrulla iZ acababa de saltar el aviso de que el vehículo que había rebasado constaba como sustraído. «La forma de conducir, un tanto dubitativa, nos hizo sospechar de inmediato. Imagínate la cara de la chica cuando le ordenamos que detuviera el vehículo». La confusión se resolvió rápido. La conductora le había tomado prestado el coche a su padre, quien no había retirado la denuncia. Toda la información que va captando el lector de matrícula llega a la consola central del vehículo, de diez pulgadas. Si el escaneo automático da un resultado positivo, salta una alarma sonora idéntica a la sirena de una patrulla zeta clásica. ABC pudo comprobar ‘in situ’ el funcionamiento del vehículo en la comisaría de Blas Infante donde hay decenas de coches en depósito. Una oficina móvil Este vehículo está llamado también a transformar el sistema de trabajo de los funcionarios. A día de hoy, cuando un agente detecta un vehículo sospechoso, tiene que comunicar con sus compañeros de la sala del 091 para que les confirmen si hay alguna incidencia con la placa de matrícula que están consultando. En esa averiguación pueden llegar a invertir hasta diez minutos que pueden resultar providenciales en una actuación policial. Además de la consola central, el iZ opera como una oficina móvil. Dispone de lector de huellas conectados al sistema automático de identificación dactilar, que permite verificar al instante la identidad de una persona sin documentación. «La diferencia con lo que hacemos ahora es grande porque en esos casos de dudas en la identificación, tenemos que trasladar a la persona hasta comisaría». Este vehículo está siendo utilizado ya en dispositivos de control de personas que se montan en la ciudad. El nuevo radiopatrulla cuenta con una cámara frontal y otra posterior, ambas ubicadas en el interior del vehículo, que permiten realizar grabaciones en la dirección de avance y en la posterior de la patrulla. Una pegatina en la luna delantera del coche avisa al ciudadano de que puede ser grabado si está cerca del coche. También dispone de una cámara en el habitáculo de detenidos que comienza a grabar cuando se introduce a la persona en los asientos traseros del iZ. Ese material puede resultar muy valioso para determinar si un detenido se ha autolesionado durante su conducción a dependencias policiales. Los agentes admiten que este dispositivo resulta una garantía para ellos. Sólo falta que la plena implantación de las patrullas 3.0 sea una realidad y se sustituyan todos los vehículos que salen a la calle a diario.
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