Se confirma que no todo es cálculo, relación watios/kilo y mirada fija en el potenciómetro en el ciclismo frío y programado de nuestros días. Hay ciclistas a la antigua que no pasan por el frío protocolo de los jefes de prensa, que no comulgan con la política de lo correcto y que sobrepasan los límites y el gusto por la polémica. Al menos hay uno. Es Supermán López, el colombiano que ha arrastrado un tsunami tras de sí en la despedida del Movistar.
Todo en Supermán es excesivo. Es su virtud y su defecto al mismo tiempo. Su salida del Movistar fue a las bravas, en aquella etapa diseñada por Pereiro en los puertos encadenados de Mos cuando perdía el tercer puesto del podio por una situación de carrera. El suramericano se bajó de la bici, sin molestias, sin dolores, por el fatídico momento que estaba viviendo.
Eusebio Unzué ya anticipó en Santiago de Compostela que no aceptaría comportamientos tan indisciplinados y Miguel Ángel López, que había renovado dos años, estaba sentenciado desde entonces.
Supermán regresa por donde vino, al Astana de Kazajistán. Y sin cerrar heridas. En un encuentro con los medios, el colombiano no tendió la mano a la tropa de Unzué, sino todo lo contrario. «Fueron un conjunto de cosas que rebosaron la copa y lo mejor que pude hacer fue tomar esa decisión y salir de Movistar. La gente lo ve como una falta de respeto. Es fácil hablar. Lo más importante es estar donde uno se sienta bien y pueda correr a gusto, que todos estén apoyándote y que exista ambiente, sin tensión ni egoísmo. Uno tiene que estar donde le quieran, donde pueda brillar y hacer las cosas bien».
López ya protagonizó un choque con el Movistar en la Vuelta 19 cuando llamó «los tontos de siempre» al equipo telefónico por una situación de carrera después de una caída y arremetió contra Alejandro Valverde, «vaya un campeón del mundo que tenemos».
En su adiós al Movistar, volvió a criticar a Movistar. «Había renovado contrato y pasaron cosas, detalles que poco a poco descubrí: no ir a los Juegos Olímpicos, bajarme del Tour no por decisión mía. En la Vuelta pasaron otras cosas de tensión al compartir liderato. En Movistar siempre ha pasado así y con Nairo y Landa también se vivió años antes».
López ya protagonizó otro incidente de carácter en el Giro 19, cuando la emprendió a golpes con un aficionado que había provocado su caída en un puerto.
En la despedida del Movistar, no hubo cordialidad. «Estuve ahí, hice un par de victorias bonitas y no sé qué pasa, pero por algo no quise seguir ahí. Creo que las cosas pasan por algo».
