Comienza el casting de la piragua nacional

El embalse de Trasona, situado en el corazón de Asturias, es estos días el epicentro del piragüismo español. Sede del selectivo que repartirá las plazas para la Copa del Mundo de Duisburgo y el Mundial de Hungría y que sentará las bases para los Juegos de Tokio 2020. La «Operación Triunfo» de la piragua nacional. Una prueba interna que obliga a los mejores palistas nacionales a demostrar su valía a un año y medio de la cita olímpica, donde el piragüismo aspira a volver a brillar como hace cuatro años y a convertirse en el deporte más laureado del país en los Juegos, por encima de la vela. [Vea aquí los horarios y los participantes del selectivo] El nivel que España ha alcanzado sobre la piragua es tan alto que en ocasiones cuesta más ganar en el selectivo que en un Mundial. Es un casting durísimo del que saldrán definidos los barcos que pelearán por la clasificación olímpica en agosto. En Tokio las pruebas masculinas se han reducido respecto a citas anteriores, lo que hace más complicada la clasificación. Sólo habrá cuatro opciones de medalla, con el K4 500 como la más importante. «El K4 es la embarcación que mide el auténtico nivel de un país. Porque un fenómeno como David Cal o Saúl Craviotto puede salirte por generación espontánea, pero si eres competitivo en el K4 es porque el trabajo que has hecho es muy bueno», explica a ABC Luis Brasero, uno de los técnicos de la Federación (RFEP), por cuyas manos han pasado los mejores palistas nacionales. El sueño del K4 En Tokio habrá cuatro pruebas masculinas de kayak –K1 200, K1 1000, K2 1000 y K4 500–, pero es la embarcación más grande en la que todos quieren montarse. Tras muchos test desde 2017, el proyecto del K4 lleva casi dos años asentado, cosechando buenos resultados en 2018 con Craviotto, Toro, Walz Cooper y Germade al frente. Aun así, la Federación cree que la competencia interna puede impulsar más la mejora y por eso ha decidido dar una nueva oportunidad al resto de palistas, que podrán ganarse un sitio en elK4 si lo hacen bien en Trasona. «Aquí están los mejores. Es como una "Operación Triunfo" de la piragua. Aunque estamos muy contentos con el K4, creemos que hay que dar la oportunidad a los que están fuera y, aunque no será un selectivo como tal, sí que el mejor de la prueba del K1 350 del jueves podrá probar luego con el equipo», señala Ekaitz Saies, director deportivo de la RFEP. Aunque parece improbable que el cuarteto cambie de aquí a Tokio, hay varios jóvenes que vienen entrenando muy fuerte y que quieren llamar a la puerta de ese barco. Roi Rodríguez, Pelayo Roza, Carlos Arévalo o Carlos Garrote son los que cuentan con más opciones de ganarse esa plaza de aspirante, aunque todos son conscientes de lo complicado que será hacerse un hueco en el barco. «Todo el mundo se merece una oportunidad y es justo que así sea. También creo que somos un proyecto consolidado, que ha conseguido ganar en la Copa del Mundo y sacar una plata en el Mundial. En mi opinión, somos el mejor barco posible, aunque todo lo que sea ayudar a mejorar, bienvenido sea», señala a ABC Cristian Toro, uno de los actuales integrantes del K4. El campeón olímpico en Río reconoce la dureza de estos selectivos, «en los que cuesta competir porque te enfrentas contra compañeros con los que entrenas todos los días». Impulso femenino Además de consolidar los buenos resultados en el apartado masculino, la federación ha hecho un esfuerzo importante en los últimos años por equilibrar la balanza en la piragua femenina. Luis Brasero es uno de los técnicos que más pendiente ha estado del «proyecto mujer» que lleva desde 2016 trabajando con un grupo de jóvenes sub 23 que van poco a poco creciendo y quemando etapas. Aunque los objetivos no miran todavía al podio, sí que se trabaja con ambición, seña de identidad de la RFEP. «Tenemos que dar pasitos pequeños y pulir los detalles paa llegar alto. Este selctivo es una prueba importante para las chicas. Llevamos dos ciclos olímpicos sin clasificar al K4 y creo que ha llegado el momento. Ese es el objetivo ahora mismo», reconoce Brasero, feliz por el potencial que tienen las jóvenes con las que trabaja cada día. En Trasona, ellas también medirán sus fuerzas mirando a Tokio 2020, donde volverán a confluir los sueños de la piragua nacional, cuya salud pasa un test a un año y medio de la cita nipona.