Una embarcación diseñada al milímetro
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“Serán oro o plata, la cosa está entre ellos y los alemanes. Hay mucha diferencia respecto al resto”. Esta es la frase que repetía cualquier técnico del piragüismo español cuando se le preguntaba por las opciones de medalla del K4 500, la historia de un éxito anunciado pero también la de un parto complicado y doloroso. En este caso, España fue víctima de su altísimo nivel porque para elegir a los cuatro componentes de este kayak hubo que hacer unas pruebas de selección previas que acabaron con malos rollos, amenazas y descalificaciones.