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El boxeo español sigue esperando el oro olímpico

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El boxeo español sigue esperando el oro olímpico

España tendrá que seguir esperando para conseguir un oro olímpico en boxeo. Ayoub Ghadfa quería andar el mismo camino que anduvieron antes algunos grandes de los pesos pesados en el boxeo profesional. Anthony Joshua ganó el oro en Londres 2012; Wladimir Klitschko lo consiguió en Atlanta 96 y Lennox Lewis derrotó a Riddick Bowe en la impresionante final de los Juegos de Seúl.

Enfrente estaba el vigente campeón olímpico, el uzbeko Bakhodir Jalolov. Las repúblicas asiáticas de la antigua URSS han encontrado en el boxeo una gran fuente de medallas olímpicas. Una rareza en España, que presumía de la plata en Sidney 2000 de Rafa Lozano, el seleccionador, como la última gran hazaña de su boxeo olímpico hasta que Enmanuel Reyes se colgó el bronce en París. Mucha responsabilidad para un hombre al que el deporte encontró por casualidad. Llegó a Madrid para estudiar Ciencias de la actividad física y de Deporte y el boxeo descubrió en él un talento inusual. Un peleador enorme con una agilidad impropia de manos y de pies para su altura y para su peso.

Pero enfrente tenía a un boxeador poderoso, más alto y más fuerte. Campeón olímpico y de un país que ya había conseguido los cuatro oros por los que habían peleado sus boxeadores en París.

Demasiadas cosas en contra. Ayoub tenía que acortar la distancia para poder meter sus manos mientras Jalolov lo distanciaba con su izquierda. Llegaban con más facilidad los golpes del campeón. Un zurdo potente que hizo daño con su mano buena a Ayoub en el primer asalto. Se cruzaron la zurda de Jalolov y la derecha de Ghadfa, pero con más dureza la del campeón. Aunque no tanta como para que el árbitro comenzara una exagerada cuenta de protección.

Las puntuaciones de los jueces anunciaban ya la derrota. Los cinco dieron ganador al uzbeko. Y uno de ellos por dos puntos. Ese 10-8 hacía casi imposible la remontada. El árbitro tampoco ayudaba. Después de que sonara la campana aplicó otra cuenta de protección para el español.-

Imposible. Ya sólo quedaba la opción del KO. Una mano que entrara en el momento justo e hiciera daño. Pero es complicado en el boxeo amateur, donde no hay tiempo para el desgaste. Y sobre todo cuando enfrente hay un armario como Jalolov que no ha cedido un asalto en todo el torneo.

Tampoco consiguió arrebatárselo Ayoub, al que no le valía la esquiva y la agilidad que ha de mostrado durante todos los Juegos. Se esperaba de Ayoub que pudiera ganar en las pistas de Roland Garros en las que ni siquiera Rafa Nadal y Carlos Alcaraz han conseguido ganar en estos Juegos.

El muro de 2,01 que era Jalolov siguió sumando en el segundo asalto. Otra vez pleno de los jueces. Aunque el marbellí no perdió nunca la dignidad ni la compostura, esta vez no había mucho que reprochar a las cartulinas. El uzbeko es superior y, después de ganar el primer asalto, ya sólo necesitaba conservar.

Para Ayoub Ghadfa queda el mérito de haber podido convencer a uno de los jueces en el último asalto. Ganó Jalolov por decisión unánime, pero el español al menos pudo ver un diez en el resumen de las cartulinas.

La plata sigue siendo el techo del boxeo olímpico español. La misma plata que consiguió en Sidney el seleccionador, Rafa Lozano, que desde la esquina animaba a Ayoub. «Respira fuerte. Estás peleando muy bien», le decía entre el segun do y el tercer asalto. No había muchos reproches que hacerle.

Ayoub se lleva la plata y el orgullo de haber llevado al boxeo español un paso más allá. Si la plata de Rafa Lozano llegó en el peso minimosca, el más pequeño de todos, la de Ghadfa llega en el superpesado, la de los armarios que pesan más de 92 kilos. Un territorio que parecía lejano para el boxeo español, acostumbrado a criar campeones pequeños. Con Ayoub llega el estirón. Aunque sea de plata.

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