Vuelve a escena José Antonio López Bueno, el campeón mundial relegado al ostracismo tras un accidente

Dicen algunos entendidos que el boxeo es una montaña rusa en la que terminas siempre abajo. Otros, en la misma línea, espetan que es la disciplina más desagradecida de las que figuran en el espectro deportivo. Probablemente esté en parte de acuerdo con ambas afirmaciones José Antonio López Bueno. Este zaragozano, ahora de 47 años, se convirtió en el noveno campeón mundial de boxeo español en 1999. Tras realizar con éxito una primera defensa de su cinturón, tuvo un accidente de tráfico con su motocicleta al tratar de esquivar a un perro yendo a entrenar. Debido a su inactividad forzada fue desposeído de su título por la organización, lo que supuso una caída en picado que ahora trata de remediar con la impartición de seminarios. «Desde ahí llegó toda mi precariedad porque se me desposeyó del título ilegalmente», lamenta en conversación con ABC. Aquel gesto marcó el resto de la vida de López Bueno, como recuerda en este periódico. «Fui a un juicio sin saber de leyes, sin abogado y además no me dejaron entrar. Se me entregó una documentación que no era correcta. El organismo lo decidió de esa forma y se me desposeyó del título de campeón mundial; desde ahí estuve de capa caída. Yo estuve mucho tiempo odiando al boxeo, hasta que me di cuenta de que el boxeo no tenía la culpa como deporte, la tenía todo lo que le rodeaba», apunta. Pero si de algo está contento en estos momentos es de haberse cruzado con otra gran figura del pugilismo, especialmente en el sur de España. Se trata de Alberto Alemán, hijo y nieto de boxeadores y excampeón de Andalucía, que además de ostentar un club actúa como promotor. Ha decidido impulsar una 'masterclass' para que López Bueno regrese a escena, que tendrá lugar en el hotel EjidoHotel, en la localidad almeriense de El Ejido, el próximo sábado 28 de agosto de 11 a 14 horas. «Para nosotros es un orgullo acoger este evento y estoy convencido de que habrá muchos más en el futuro», señala el gerente de las instalaciones, Hugo Campillo. «Este es el segundo seminario que organizo después del que hice con Katy Díaz. El objetivo es que la gente pueda ver que el boxeo es un deporte para todos y que puedan conocer de primera mano a grandes campeones. En este caso, José Antonio ha pasado una mala racha y me he acordado de él, porque es muy buen chaval y ha tenido muy mala suerte. El título lo perdió por un accidente. EjidoHotel se ha prestado altruistamente a acoger a José Antonio y nos ha facilitado mucho las cosas. Pienso que el boxeo va a resurgir en Almería», explica Alberto Alemán. «Es admirable lo que hace Alberto por promocionar y levantar el boxeo. España es el país más complicado para ser boxeador. Yo abrí mi gimnasio y me he ido cuatro veces a la ruina. Esta última ha sido muy dura para mí y todo por luchar por lo que más quieres. Ahora voy a hacer esta primera 'masterclass' y espero que salga bien y pueda hacer muchas más. Quiero revolucionar este campo como hice con el boxeo en su momento, centrándonos mucho más en el movimiento de pies, el boxeo comienza en los pies y luego hay que ir subiendo. Hay que saber posicionarse bien y saber dar pasos. Luego ya nos centraremos en el golpeo y para terminar nos centraremos en la cintura y las esquivas», desgrana el excampeón mundial español. «El boxeo me quitó de ser un yonqui, un delincuente o de estar muerto» El exponente para dar a conocer el deporte de las dieciséis cuerdas en esta zona del sur de la Península fue en su momento una apisonadora de rivales. Pero no todos los inicios son fáciles. «En mis siete primeros combates tuve siete derrotas y en un chaval de 16 años eso es muy difícil de llevar, pero tuve un buen equipo y me supieron ayudar. Así fui creciendo hasta lograr dos medallas de oro en categoría amateur», rememora en ABC. Luego llegó el paso a profesional y la trayectoria meteórica. «En la carrera profesional fueron muy complicados los inicios, porque el boxeo estaba vetado. Con la televisión un deporte minoritario se fue convirtiendo en mayoritario en aquella época. Me proclamé tres veces campeón de España, dos veces campeón intercontinental de la WBA, una vez campeón del mundo hispano, dos veces campeón intercontinental de la WBO y eso me dio el paso a hacer el campeonato mundial que gané y posteriormente defendí», detalla López Bueno. Si algo destaca de esta disciplina el excampeón mundial es su capacidad para encauzar caminos, para ayudar que no se descarrilen las vidas. Lo cuenta desde su propia experiencia. «Comencé a hacer boxeo porque se apuntaron mis amigos, no porque me gustase. En ese momento estaba apoyado por las instituciones zaragozanas, no había que abonar nada. Poco a poco me empezó a gustar. Yo era un crío bastante revolucionario y el boxeo me ayudó para que me pudieran agarrar. Me quitó de ser un yonqui, un delincunte o de estar muerto», asegura. El deporte, dice, hay que amarlo. Pero también señala la necesidad de adaptarse tras el final de un camino profesional. «Hay que preparar mejor a los boxeadores para lo que viene después, te tienen que enseñar lo que te espera tras la actividad deportiva», concluye López Bueno.