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La Mujer Maravilla trabaja de policía

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El padre de Lucía, quien era policía, se oponía a que su hija se dedicara al mismo oficio que él, pero un día ella “escapó” para hacer exámenes y los aprobó; tampoco querían que fuera boxeadora y demostró que como amateur en ese deporte ganó 85 peleas y solo perdió dos.

Lucía del Carmen Hernández Núñez, policía segundo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital del país, es conocida como Lucy La Maravilla Hernández en el mundo del boxeo, con un amplio récord de triunfos, de reconocimientos y trofeos.

Primero venció el principal obstáculo, su padre, que ahora está orgulloso de ella, lo mismo que toda la familia, empezando por su hermano mayor, quien la animó -y acompañó- para que hiciera exámenes en la Universidad de la Policía; lo hicieron “casi” a escondidas del patriarca, quien tenía sus razones para oponerse a que la jovencita incursionara en ese rudo trabajo, lo mismo que liarse a puñetazos en cuadriláteros.

Y es que de pequeña veía cuando su padre llevaba a sus hermanos a ver las pelas de box y entonces ella pedía acompañarlos.

—Papá, llévame…

—Luego, luego- decía él.

La respuesta se repetía.

Un día, quizás de tanto insistirle, Lucía escuchó una réplica más amplia por parte de su padre:

—No, no, métete a otro deporte, por qué el box.

Y es que en aquel tiempo era “mal visto” que el box lo practicaran mujeres, y menos las niñas. El padre solo quería protegerla.

Y pasaron los años.

Ella terminó sus estudios y entró a la corporación policiaca, donde obtuvo el grado de policía segundo y se siguió preparando.

También comenzó a practicar boxeo, un deporte al que es aficionada toda la familia e incluso lo fomentan entre chicos.

Su papá y su hermano mayor tienen un gimnasio cada quien, uno en la alcaldía Iztapalapa, Ciudad de México, y otro en Ciudad Nezahualcóyolt, donde nació Lucía. Padre e hijo apoyan el boxeo femenil.

“De hecho hacen torneos”, dice Lucy, lo que se comprueba durante la entrevista en uno de los gimnasios, llamado Ponte los guantes, donde niños y niñas bien equipados se apasionan durante el cruce de golpes.

—¿Y por qué policía?

—Por la imagen que tenía de mi papá y de mi hermano, por las series de televisión, películas y por servir a la sociedad; y es que también es bien padre cuando la gente se acerca y te dice: “Gracias, poli”.

Lucy La Maravilla Hernández es de baja estatura. Aporrea con sus puños la pera loca y el costal. Sonidos secos se escuchan por los continuos golpes, no obstante la boruca que invade el gimnasio.

Ella no deja de saltar con sus pies enfundados en zapatos tenis. Le vuela su faldita encima de pantalones cortos.

Luce una playera de color blanco adornada con logotipos de la agrupación policiaca, la SSC, y del Gobierno de Ciudad de México.

Lucía del Carmen Hernández Núñez recuerda un día le preguntaron a qué se dedicaba y ella respondió que era policía y boxeadora. Entonces exclamó: “Ah, qué maravilla”.

De ahí la derivación del nombre.

Ahora lo refuerza:

“Y porque la Mujer Maravilla es una súper heroína; y todos los días, en mi función como policía y boxeadora, trato de ser una guerrera que también sirva de ejemplo para las mujeres”.

Lucy ha sido escolta en la SSC; ahora, desde un tiempo, está en la Dirección de Salud y Bienestar Social, de la Dirección de Promoción Cultural y Deportiva de esa dependencia, donde tiene como jefes a Ángel Godínez y a Irma García, que también es boxeadora.

—Y en la policía te apoyan como boxeadora.

—Claro, la SSC siempre me ha apoyado para poder entrenar y para asistir a mis peleas. Por ejemplo, la última que hice fue en Puerto Rico y tuve todas las facilidades de la secretaría.

Pero centrémonos más en Lucy, La Maravilla Hernández, quien desde los 18 años practica boxeo, por el que compite en las categorías de Átomo paja y Mini mosca. En su vasta carrera boxística ha ganado torneos de Guantes de Oro, Puños Rosa y Cinturón de Plata a nivel estatal y regional.

Lucy, que debutó como profesional en el año 2015, acaba de regresar de Puerto Rico, donde peleó con Arely Muciño.

“Perdimos por decisión”, dice con una sonrisa. “La verdad es que fue una gran pelea y yo regresé muy contenta porque le dimos batalla a la ex campeona del mundo de cuatro títulos; gracias a Dios terminamos la pelea de pie, aunque hubiera querido ganar”.

—En esto se pierde y se gana.

—Se pierde y se gana en el deporte, sí, es lo bonito: estar consciente de que es deporte y hay que saber perder y hay que saber ganar.

—¿Qué piensas cuando actúas como policía y boxeadora?

Medita la respuesta.

—Creo que a pesar de ser dos oficios distintos –responde-, tienen en común la disciplina, aparte de la convicción, o sea, cuando te pones el uniforme de policía, piensas en servir a la gente, servir a la corporación, y cuando uso mi uniforme de boxeadora, no es nada más ir a ganar, sino dar una buena pelea para que la gente se vaya contenta.

Disciplina, convicción, entusiasmo y orgullo son elementos que conjuga en sus dos actividades, añade Lucy, quien no deja de “agradecer a Dios, a mi familia y a la Secretaría de Seguridad Ciudadana”.

Y, por supuesto, en la lista también incluye a su entrenador Vaquero Díaz, quien tiene un gimnasio en Chimalhuacán, “de donde han salido grandes campeones, como es La Joya Moreno”.

Y también se apura a mencionar a su otro instructor, el de la preparación física, Adrián Segura, “que gracias a Dios hemos podido realizar una gran preparación, aparte del boxeo”.

El ejemplo a seguir de Lucy es la aguerrida campeona Jackie Nava. “Es una boxeadora que tuve la oportunidad de conocer y convivir”, comenta. “Ella es disciplinada antes, durante y después de sus peleas; es la boxeadora más disciplinada que yo he conocido”.

También menciona, “por su entrega y disciplina”, a Nery Plata, a su propia jefa, a La Torbellino, a La Avispa. “Yo creo que lo importante entre mujeres es ver la parte buena que tenemos”.

Y evoca:

—Yo recuerdo que antes me decían: “Ahí solo hay hombres”. Y sí, antes el boxeo femenil no era bien visto, pero ahora yo veo el gimnasio de mi hermano y de mi papá que están lleno de mujeres.

—¿Y de boxeadores a quién admiras?

—Muhammad Ali siempre va a ser para mí un icono del boxeo; también admiro mucho a Julio César Chávez.

Y volviendo a su labor como policía, Lucía del Carmen Hernández Núñez recuerda que sus compañeros deben estar preparados en todos los sentidos y por eso ella forma parte de un grupo especial, El Atlas, que imparte capacitación “para que ellos tengan una mejor condición física”.

—Porque luego, durante las persecuciones, se cansan.

—Exactamente.

Es Lucy, La Maravilla Hernández, con maestría en Ciencias Forenses, que en las entrevistas previas a cada pelea, cuando le preguntan a qué se dedica, en qué trabaja, ella responde: “Soy orgullosamente policía”.

Y alza el puño.

Humberto Ríos Navarrete


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