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Teófilo Stevenson y la politización del deporte en Cuba

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Stevenson y Fidel Castro, 1984 (foto fidelcastro.cu)

MIAMI, Estados Unidos. – El Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (INDER) quiere bautizar a la Ciudad Deportiva de La Habana con el nombre del campeón olímpico y mundial, Teófilo Stevenson, pero se ha encontrado con la oposición del hijo menor del pugilista, David Stevenson.

Mas allá de la razón para que David se oponga, lo que deseamos exponer en esta columna es que de concretarse la iniciativa se demostraría una vez más que luego de seis décadas de régimen castrista, todavía se mantiene un enorme nivel de politización del deporte en una Cuba donde honran a quienes fueron fieles a la revolución y olvidan a los que no lo fueron.

Conocemos la trayectoria deportiva de Stevenson. En su carrera sumó 301 victorias en 321 combates, ganó tres títulos olímpicos y mundiales, dos veces campeón en Juegos Panamericanos y 10 títulos nacionales. Con su estatura de seis pies y tres pulgadas fue dueño de una pegada demoledora, tuvo excelente juego de manos y piernas y un jab preciso. Sin duda, el oriundo de Puerto Padre, Oriente, ha sido el más grande peso completo en la historia del boxeo amateur.

Sin importar los problemas personales de Stevenson que para muchos pusieron en duda su moral como ser humano, sin mirar la idolatría que sentía hacia Fidel Castro y su apoyo incondicional al gobierno comunista que lo llevó a rechazar las millonarias ofertas que le hicieron para pasar al profesionalismo, nadie puede poner en dudas su rico historial boxístico.

Pero designar el nombre de Teófilo Stevenson a la Ciudad Deportiva de La Habana mientras que se olvida hacerlo en otras instalaciones con varios atletas que en el campo profesional tuvieron similares méritos, sería una falta de respeto a la verdadera historia del deporte cubano.

La hazaña de Stevenson al ganar tres coronas consecutivas en Juegos Olímpicos (1972, 1976 y 1980), -una proeza que sólo la alcanzó el húngaro Laszlo Papp en 1956-, hace que hasta hoy pocos analistas se han atrevido a exponer que Teófilo en calidad dentro del cuadrilátero no ha sido el mejor púgil antillano de la historia.

Sabemos que esta afirmación es controversial, pero considero que es una verdad que se debe explicar con argumentos a las nuevas generaciones de cubanos que radican dentro y fuera de la isla.

El boxeo, el béisbol y los restantes deportes en nuestro país no fueron inventados a partir de 1959, pues antes de esta fecha existieron grandes púgiles, peloteros y otros atletas de gran nivel; así como a muchas otras glorias de Cuba que desarrollaron sus carreras en Estados Unidos, sin dejar de ser cubanos.

¿La realidad? Stevenson sólo fue el mejor boxeador de peso completo en el campo amateur. Muchas de sus victorias fueron ante rivales de poco nivel o sin experiencia. Tampoco peleó en el profesionalismo donde existía (y existe) una calidad muy superior.

A nivel amateur cuando se enfrentó a varios púgiles resistentes tuvo problemas. Sucedió con sus dos derrotas ante el soviético Igor Vysotski, la primera por decisión 3-2 en la final del Torneo Giraldo Córdova Cardín en Santiago de Cuba en julio de 1973 y la segunda por nocaut el 11 de abril de 1976 en Minsk, Unión Soviética; con su compatriota Angel Milián que perdió dos peleas con Stevenson que en una de ellas mereció ganar y ante el italiano Francesco Damiani en 1982.

Teófilo no le hubiera ganado a Muhammad Ali (Cassius Clay) en los mejores días del estadounidense, es posible que hubiera caído a la lona ante Joe Frazier, George Foreman, Larry Holmes y algunos otros que brillaron en el profesionalismo.

Cuando miramos la lista de los boxeadores estadounidenses a los que Stevenson venció a lo largo de su carrera, observamos que la mayoría de ellos no tuvieron actuaciones destacadas en el profesionalismo, incluso podemos asegurar que en calidad fueron púgiles insignificantes.

Cuando se hable del más completo boxeador nacido en la isla debemos mencionar en primerísimo lugar a un atleta nacido en Santiago de Cuba que se llamó José Angel “Mantequilla’’ Nápoles.

Nápoles fue un virtuoso del ring que combinaba al arte boxístico con pegada, asimilación, velocidad, valor y defensa. Conquistó dos veces la corona mundial profesional y la mantuvo por varios años, siendo considerado por todos los expertos como uno de los mejores de todos los tiempos en la división welter. Terminó su ilustre carrera con marca de 81 triunfos y sólo siete reveses con 54 nocauts propinados.

¿En qué lugar de Cuba se ha honrado a esta leyenda del deporte? Para la inmensa mayoría de los cubanos que nacieron o crecieron con la llamada revolución y aún radican en la isla, Nápoles es un nombre desconocido. ¿Por qué? Por marcharse de Cuba y desarrollar su brillante carrera en Estados Unidos y México.

Sin embargo, no pasó así con Eligio Sardiñas conocido como ‘’Kid Chocolate’’, porque se quedó viviendo en su casita del Cerro y por ello su nombre ha sido reconocido.

En Cuba ocurre cosas similares en otros deportes, en especial en el béisbol donde los principales estadios del país llevan los nombres de mártires y guerrilleros cubanos o latinoamericanos que no tienen nada que ver con la pelota.

Ahí están como ejemplos el Estadio Augusto César Sandino en Villa Clara, Victoria de Girón en Matanzas, Guillermón Moncada en Santiago de Cuba, Capitán San Luis en Pinar del Río, Cándido González en Camaguey y Latinoamericano (antes Estadio del Cerro) en La Habana.

Al estadio Capitán San Luis (Eliseo Reyes, un guerrillero en Cuba y en Bolivia con el Che Guevara) se le pudiera poner “Estadio Omar Linares o Tony Oliva’’, al Latinoamericano “Estadio Adolfo Luque’’; al Victoria de Girón (por el triunfo ante exiliados cubanos) “Estadio Orestes Miñoso’’, al Augusto César Sandino (guerrillero nicaraguense) “Estadio Antonio Muñoz’’; al Cándido González (expedicionario del Granma) “Estadio Tony Pérez’’ y al Guillermón Moncada (patriota de la independencia de Cuba contra el colonialismo español) “Estadio Braudilio Vinent’’.

Con esta medida se estaría rindiendo honores a legítimas glorias del deporte cubano sin importar dónde actuaron, cuándo lo hicieron y cómo pensaron.

Es posible que el nombre de la Ciudad Deportiva más temprano que tarde sea cambiado por el de Teófilo Stevenson, pero al menos nosotros aseguramos que existen otras leyendas del deporte cubano que merecen ser recordadas y honradas tanto o más que el atleta predilecto de Fidel Castro.

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