El Barça cae en Rusia y llega al clásico con la lengua fuera

El Barcelona cayó en Rusia ante el Unics Kazan (70-64) y sumó su tercera derrota en los últimos cuatro encuentros. Llegan los de Jasikevicius con bastantes dudas al clásico liguero del próximo domingo, ese que medirá a los dos grandes favoritos para llevarse la Euroliga este año. Pese al liderato que aún poseen, los azulgranas han mostrado grietas en su juego a nivel continental, algo condicionados por las bajas pero también por su falta de precisión e ideas. Los rusos, un dolor de muelas en lo defensivo y mucho más contundentes que sus rivales en ataque, esperaron con cautela y derribaron a los catalanes en la segunda parte. Solo Higgins (17 puntos) mantuvo el pulso a los eslavos, pero los ejércitos no son de un hombre. El Barcelona ha construido un liderato en la Euroliga a base de sufrimiento. Fue un partido de altos vuelos el último duelo de los catalanes en Europa, ante el Efes, precisamente el conjunto contra el que perdieron la final la pasada campaña. Igual de intensa fue su batalla contra el Unics en el Palau hace un mes, donde los de Jasikevicius tuvieron que remontar hasta 23 puntos para sellar una agónica victoria en la prórroga. Con ese recuerdo y con la venganza como plato principal, los rusos, con indumentaria militar, prepararon toda una encerrona en su campo. Pegajoso fue el primer cuarto, en el que los locales punteaban cada pase y enturbiaban cada penetración de un Barça sin Nikola Mirotic, lesionado y seria duda para el clásico liguero del domingo. El Kazan es líder en la siempre exigente liga rusa e hizo valer esta condición en el primer cuarto. John Brown comenzó muy lúcido en la anotación y el equipo ruso no dudó en seguir la estela del estadounidense (17-14). El Barcelona mantenía el tipo con las canastas imposibles de Higgins, esas que tanto ha añorado durante la ausencia por lesión del californiano. El talento del escolta, aderezado con los soldados de Sarunas, ese pelotón suicida formado por hombres como Smits y Hayes, capaces de cruzar la Laguna Estigia si el técnico lituano se lo pidiese, ayudaron al Barça a revertir la situación y el marcador. Se aceleraban las pulsaciones y el duelo se convertía en una concatenación de acciones y reacciones. Anotaba Davies y Lorenzo Brown asistía con sutileza a Vorontsevich. Laprovittola clavaba el triple y Zaitcev, con la lección bien aprendida, taponaba el siguiente lanzamiento del argentino. El partido tenía poco de pradera por el que corretear al libre albedrío. Era un pantano más bien, de los profundos además, en el que cada paso te hunde más hacia el fondo. Le hacía falta una pausa al enfrentamiento y la bocina apareció como un flotador (31-35). Mandaba el Barcelona pero el Unics se mantenía a rebufo, siempre en la espesura, atento por si los catalanes mostraban algún momento de flaqueza. Discurría denso el partido, con el balón bailando de aquí para allá, ente sin control ante el desacierto de ambos equipos y la incómoda defensa rusa. Los Brown seguían y sumaban, hasta 26 puntos anotaron los dos estadounidenses en los tres primeros cuartos. Hezonja, hasta ese momento desaparecido, anotó un triple que acabó de conjugar el sorpasso. No encontraban los de Jasikevicius el aro y los errores comenzaban a acumular un bolo de difícil digestión. Solo un triple de Kuric y una puerta atrás de Higgins dieron algo de aire a los visitantes antes de afrontar el último periodo (54-48). Jasikevicius fruncía el ceño, como siempre. Brown, todo un huracán defensivo, seguramente el más incontrolable de la Euroliga, no dejaba ni un respiro al Barcelona, que veía cómo todos los balones divididos se iban para el bando local. Un triple de Lorenzo complicaba realmente la victoria de los azulgranas, sin respuesta, doloridos y con la lengua fuera. El goteo de canastas locales se convirtió en una constante, y poca respuesta encontraron de sus rivales. Próxima parada para el Barça: el Real Madrid. Un partido al que llegan en el momento más indeciso de la temporada.