Los 25 del 25: Keeper, la joya preciosista y minimalista de Double Fine
Keeper destaca en 2025 como una aventura breve, creativa y muy cuidada, con un mundo onírico y una dirección artística impactante que hacen de esta propuesta de Double Fine una experiencia única.
Este año los irreverentes Double Fine Productions, creadores de títulos con tanta personalidad como Brutal Legend, Broken Age o Psychonauts 2, nos han ofrecido un nuevo trabajo, Keeper, posiblemente uno de los juegos que más ha pasado desapercibido de toda nuestra selección de los mejores del año, pese a estar en un servicio de suscripción tan popular como Xbox Box Game Pass.
Una aventura breve pero intensa que aúna sencillez y creatividad la mayor seña de identidad del estudio y que se ha convertido en una de las experiencias más destacadas de 2025 especialmente para aquellos jugadores que buscan algo distinto. Con una dirección artística impactante y un diseño de juego accesible y muy cuidado, es uno de esos títulos que dejan huella sin necesidad de recurrir a grandes artificios.
Alejado de la grandilocuencia de los grandes lanzamientos del año, Keeper aprovecha cada minuto de juego, y no nos hace perder el tiempo. Su duración, de unas cinco horas aproximadamente, está medida con precisión, y cada nueva sección introduce una idea fresca o una situación inesperada que evita cualquier atisbo de repetición. El juego crece con naturalidad, se reinventa con frecuencia y mantiene nuestra atención en todo momento, destilando inteligencia y sensibilidad.
Uno de sus mayores logros es el tono, ya que Keeper transcurre en un mundo onírico y melancólico, desolado pero salpicado de belleza, que se revela sin palabras. Literalmente, no hay diálogos ni textos, y todo se transmite mediante el entorno, la música y la interacción entre los dos protagonistas, un faro viviente y un pequeño pájaro, una pareja de lo más peculiar.
En lo jugable, Keeper apuesta por un diseño bastante minimalista, en el que apenas usamos un par de botones. Los puzles son sencillos pero bien pensados, y consisten en iluminar zonas oscuras, colaborar con el compañero alado o activar mecanismos. Aunque no presenta una gran dificultad ni busca desafiar al jugador con retos complejos, sí ofrece una experiencia fluida y gratificante, apta para todo tipo de públicos.
Sin ser técnicamente un portento, donde Keeper brilla con especial fuerza es en su apartado visual. Su estilo artístico es imaginativo, surrealista y coherente, y cada zona del juego ofrece imágenes memorables, con paisajes que parecen salidos de un cuadro.
Disponible desde octubre en Xbox Series y PC, como decíamos al principio está disponible en Xbox Game Pass, y es una de esas experiencias que no te puedes perder si te gustan este tipo de juegos.
Keeper es, ante todo, un ejemplo de cómo una propuesta modesta puede alcanzar grandes resultados. No pretende revolucionar nada, ni impresionar con cifras ni mecánicas, pero su sensibilidad, su ritmo, su mundo sugerente y su coherencia estética lo convierten en uno de los títulos más especiales del año, y que merece mucha más atención de la que ha tenido. Si no lo habéis jugado, ahora en navidades es un momento perfecto, os aseguramos que no os vais a arrepentir.
Este año los irreverentes Double Fine Productions, creadores de títulos con tanta personalidad como Brutal Legend, Broken Age o Psychonauts 2, nos han ofrecido un nuevo trabajo, Keeper, posiblemente uno de los juegos que más ha pasado desapercibido de toda nuestra selección de los mejores del año, pese a estar en un servicio de suscripción tan popular como Xbox Box Game Pass.
Una aventura breve pero intensa que aúna sencillez y creatividad la mayor seña de identidad del estudio y que se ha convertido en una de las experiencias más destacadas de 2025 especialmente para aquellos jugadores que buscan algo distinto. Con una dirección artística impactante y un diseño de juego accesible y muy cuidado, es uno de esos títulos que dejan huella sin necesidad de recurrir a grandes artificios.
Una pequeña joya que merece ser descubierta
Alejado de la grandilocuencia de los grandes lanzamientos del año, Keeper aprovecha cada minuto de juego, y no nos hace perder el tiempo. Su duración, de unas cinco horas aproximadamente, está medida con precisión, y cada nueva sección introduce una idea fresca o una situación inesperada que evita cualquier atisbo de repetición. El juego crece con naturalidad, se reinventa con frecuencia y mantiene nuestra atención en todo momento, destilando inteligencia y sensibilidad.
Uno de sus mayores logros es el tono, ya que Keeper transcurre en un mundo onírico y melancólico, desolado pero salpicado de belleza, que se revela sin palabras. Literalmente, no hay diálogos ni textos, y todo se transmite mediante el entorno, la música y la interacción entre los dos protagonistas, un faro viviente y un pequeño pájaro, una pareja de lo más peculiar.
En lo jugable, Keeper apuesta por un diseño bastante minimalista, en el que apenas usamos un par de botones. Los puzles son sencillos pero bien pensados, y consisten en iluminar zonas oscuras, colaborar con el compañero alado o activar mecanismos. Aunque no presenta una gran dificultad ni busca desafiar al jugador con retos complejos, sí ofrece una experiencia fluida y gratificante, apta para todo tipo de públicos.
Sin ser técnicamente un portento, donde Keeper brilla con especial fuerza es en su apartado visual. Su estilo artístico es imaginativo, surrealista y coherente, y cada zona del juego ofrece imágenes memorables, con paisajes que parecen salidos de un cuadro.
Disponible desde octubre en Xbox Series y PC, como decíamos al principio está disponible en Xbox Game Pass, y es una de esas experiencias que no te puedes perder si te gustan este tipo de juegos.
Keeper es, ante todo, un ejemplo de cómo una propuesta modesta puede alcanzar grandes resultados. No pretende revolucionar nada, ni impresionar con cifras ni mecánicas, pero su sensibilidad, su ritmo, su mundo sugerente y su coherencia estética lo convierten en uno de los títulos más especiales del año, y que merece mucha más atención de la que ha tenido. Si no lo habéis jugado, ahora en navidades es un momento perfecto, os aseguramos que no os vais a arrepentir.