Por qué Death Stranding 2: On the Beach es uno de los grandes lanzamientos de 2025
Hideo Kojima vuelve en junio con la secuela de Death Stranding, un videojuego que se enfrentó a la homogeneidad de las superproducciones e inventó un género que otros están siguiendo.
Ofrecido por PlayStation España.
Desde que se anunciara en diciembre de 2022, Death Stranding 2: On the Beach se ha convertido en uno de los videojuegos más deseados. Con su estreno a la vuelta de la esquina, el próximo 26 de junio en exclusiva para PlayStation 5, se sitúa como uno de los títulos más importantes de 2025. Hay varios motivos para ello: las expectativas generadas por ser la secuela del rompedor Death Stranding, la influencia que este título tuvo en ciertas esferas de la cultura del videojuego, y por supuesto, el ser una nueva obra de Hideo Kojima.
Este año no faltan lanzamientos interesantes de todo tamaño, género y plataforma, pero si se espera tanto Death Stranding 2 es por lo que logró en 2019 su predecesor. Aunque disfrutemos de los videojuegos como nunca, es innegable que las superproducciones son cada vez más homogéneas. Casi todos son shooters o videojuegos de acción con elementos RPG, que cuentan el típico viaje del héroe y que ofrecen dinámicas de juego que hemos experimentado cientos o miles de veces.
En ese contexto, Death Stranding reinterpretó una acción tan básica como el andar, y la hizo divertida y adictiva. El videojuego de Kojima Productions nos llevó a unos Estados Unidos de América posapocalípticos con una orografía inspirada en el accidentado territorio de Islandia. Gracias a unas físicas cuidadas que tienen en cuenta cada roca, cada río y cada pisada, además del peso con el que carga el protagonista, viajar de un punto del mapa a otro era gratificante, también debido a un control eficaz y satisfactorio.
La parte adictiva vino por la estructura. Death Stranding proponía llevar paquetes de diferente tipo y tamaño de un punto a otro del mapa, ya sea en misiones principales, secundarias o estándar, e incluso recoger los paquetes que otros mensajeros han dejado en el camino. Debido a que el propio hecho de andar era divertido, el juego te picaba a superarte constantemente, a llevar cada vez más carga, a aceptar más encargos simultáneamente, a optimizar tus recursos, a conseguir mejores utensilios, y a mejorar tu habilidad para completar varias misiones del tirón.
Los simuladores de andar ya existían antes de Death Stranding, pero Kojima no solo hizo que el transitar fuera divertido, sino que inventó algo que se ha convertido en un género: los videojuegos de entregar paquetes. Durante los últimos años han aparecido títulos que de una manera u otra beben de estas influencias, como Cloudpunk, Snowrunner y Lake. Sin olvidarnos de Baby Steps, una comedia que retuerce la premisa de hacer un videojuego de caminar con físicas complejas.
Un universo fascinante
Más allá de las dinámicas de juego, Death Stranding ofrecía un universo fascinante. Publicado a finales de 2019, y con un guion finalizado años antes, el título estrenado en PS4 hablaba sobre la importancia de la conexión humana y la necesidad de vivir en sociedad. Encarnando a Sam Porter Bridges, recorríamos Estados Unidos para conectar a la red quiral a la gente, recluida en búnkeres subterráneos.
Trataba muchos otros temas profundos e interesantes mediante los problemas de los personajes que conocíamos, como la maternidad en un mundo hostil y la importancia de la cultura y el entretenimiento incluso en los contextos más duros. Esos personajes, así como el protagonista, estaban interpretados por caras reconocidas: Norman Reedus, Léa Seydoux, Mads Mikkelsen, Margaret Qualley y muchos otros actores de Hollywood que no dudaron en sumarse a una propuesta tan diferente y original.
A cargo de todo ello estaba Hideo Kojima, un autor que siempre tiene algo que decir tanto en los temas como en las dinámicas de sus videojuegos. Antes de Death Stranding, el creador de Metal Gear inventó el género del sigilo en el ocio interactivo, ha mezclado con acierto este medio con el cinematográfico, y ha innovado en las mecánicas de cada uno de sus proyectos.
También es un autor que piensa desde el videojuego, que propone ideas y reflexiones políticas, filosóficas y sociológicas en sus argumentos y en sus personajes, casi siempre sin olvidarse de un sentido del humor muy particular. Incluso propone reflexiones con las propias dinámicas de juego, que frecuentemente entrelazan argumento y acciones del jugador, como es el caso del Servicio de Conexión Social de Death Stranding: los usuarios podían utilizar objetos, recursos y construcciones de los demás aunque esos otros jugadores no aparecen directamente en la partida.
Una secuela que va más allá del "más y mejor"
Tras un largo desarrollo que comenzó poco después del lanzamiento en PS4 del primer Death Stranding en 2019, DS2: On the Beach. Hideo Kojima y su equipo han dedicado todos esos años a ampliar y a mejorar las dinámicas de juego de esta particular aventura, a la vez que continúan construyendo un universo único con personajes cautivadores.
En On the Beach, viajaremos a la otra punta del mundo. Sam comienza esta nueva aventura en México, pero su misión de expandir la red quiral lo llevará hasta Australia. A todos los peligros que tuvo que enfrentar en su anterior viaje se suman otros nuevos. En estos territorios hay tormentas de arena, crecidas de ríos, incendios forestales, terremotos, derrumbamientos y otros fenómenos, naturales o no, que lo pondrán a prueba.
Los nuevos territorios suponen una mirada diferente al universo único de Death Stranding. El color de México y de Austria, su vegetación, sus ríos y sus cordilleras, contrastan con el paraje desolado de las Ciudades Unidas de América. Incluso habrá vida salvaje con la que interactuar, como canguros y koalas. Sus habitantes tienen otras costumbres y enfrentan otros peligros.
Los personajes que conocíamos a lo largo del primer viaje están entre lo más celebrado de Death Stranding, y no será menos en la secuela. En la segunda parte vuelven algunos de estos personajes, como Heartman, pero el casting se amplía con otros nuevos cuyo nombre permite dejar volar la imaginación sobre sus idiosincrasias y su papel en la historia. Entre ellos está Tomorrow (Elle Fanning), Rainy (Shioli Kutsuna) y Tarman (George Miller), sin olvidarnos de Fragile (Léa Seydoux), quien tiene un mayor protagonismo en el nuevo videojuego.
Esos personajes vertebrarán una historia que volverá a tocar nuestra fibra sensible y nos hará reflexionar sobre nuestro mundo. Si en la primera entrega Sam forjaba una relación con su BB, en principio tan solo una herramienta para sobrevivir, la secuela comienza con el personaje interpretado por Norman Reedus cuidando de Lou como si fuera su padre.
Si en el primer Death Stranding Hideo Kojima nos hacía reflexionar sobre la conexión humana y la tecnología, en On the Beach, con un contexto mundial muy diferente al de 2019, se pregunta si deberíamos haber conectado tanto y si esa conexión es la solución a todos los problemas. Todo ello, como es habitual en su obra, con simbolismos, personajes estrafalarios y situaciones icónicas.
El nuevo videojuego de un genio creativo que siempre impacta con sus temas y sus ideas mecánicas, la secuela de una propuesta que supuso un soplo de aire fresco en una industria cada vez más homogeneizada, una continuación de un universo emocionante y emotivo. ¿Cómo no iba a ser Death Stranding 2: On the Beach uno de los juegos más esperados de 2025?
Ofrecido por PlayStation España.
Desde que se anunciara en diciembre de 2022, Death Stranding 2: On the Beach se ha convertido en uno de los videojuegos más deseados. Con su estreno a la vuelta de la esquina, el próximo 26 de junio en exclusiva para PlayStation 5, se sitúa como uno de los títulos más importantes de 2025. Hay varios motivos para ello: las expectativas generadas por ser la secuela del rompedor Death Stranding, la influencia que este título tuvo en ciertas esferas de la cultura del videojuego, y por supuesto, el ser una nueva obra de Hideo Kojima.
Este año no faltan lanzamientos interesantes de todo tamaño, género y plataforma, pero si se espera tanto Death Stranding 2 es por lo que logró en 2019 su predecesor. Aunque disfrutemos de los videojuegos como nunca, es innegable que las superproducciones son cada vez más homogéneas. Casi todos son shooters o videojuegos de acción con elementos RPG, que cuentan el típico viaje del héroe y que ofrecen dinámicas de juego que hemos experimentado cientos o miles de veces.
En ese contexto, Death Stranding reinterpretó una acción tan básica como el andar, y la hizo divertida y adictiva. El videojuego de Kojima Productions nos llevó a unos Estados Unidos de América posapocalípticos con una orografía inspirada en el accidentado territorio de Islandia. Gracias a unas físicas cuidadas que tienen en cuenta cada roca, cada río y cada pisada, además del peso con el que carga el protagonista, viajar de un punto del mapa a otro era gratificante, también debido a un control eficaz y satisfactorio.
La parte adictiva vino por la estructura. Death Stranding proponía llevar paquetes de diferente tipo y tamaño de un punto a otro del mapa, ya sea en misiones principales, secundarias o estándar, e incluso recoger los paquetes que otros mensajeros han dejado en el camino. Debido a que el propio hecho de andar era divertido, el juego te picaba a superarte constantemente, a llevar cada vez más carga, a aceptar más encargos simultáneamente, a optimizar tus recursos, a conseguir mejores utensilios, y a mejorar tu habilidad para completar varias misiones del tirón.
Los simuladores de andar ya existían antes de Death Stranding, pero Kojima no solo hizo que el transitar fuera divertido, sino que inventó algo que se ha convertido en un género: los videojuegos de entregar paquetes. Durante los últimos años han aparecido títulos que de una manera u otra beben de estas influencias, como Cloudpunk, Snowrunner y Lake. Sin olvidarnos de Baby Steps, una comedia que retuerce la premisa de hacer un videojuego de caminar con físicas complejas.
Más allá de las dinámicas de juego, Death Stranding ofrecía un universo fascinante. Publicado a finales de 2019, y con un guion finalizado años antes, el título estrenado en PS4 hablaba sobre la importancia de la conexión humana y la necesidad de vivir en sociedad. Encarnando a Sam Porter Bridges, recorríamos Estados Unidos para conectar a la red quiral a la gente, recluida en búnkeres subterráneos.
Trataba muchos otros temas profundos e interesantes mediante los problemas de los personajes que conocíamos, como la maternidad en un mundo hostil y la importancia de la cultura y el entretenimiento incluso en los contextos más duros. Esos personajes, así como el protagonista, estaban interpretados por caras reconocidas: Norman Reedus, Léa Seydoux, Mads Mikkelsen, Margaret Qualley y muchos otros actores de Hollywood que no dudaron en sumarse a una propuesta tan diferente y original.
A cargo de todo ello estaba Hideo Kojima, un autor que siempre tiene algo que decir tanto en los temas como en las dinámicas de sus videojuegos. Antes de Death Stranding, el creador de Metal Gear inventó el género del sigilo en el ocio interactivo, ha mezclado con acierto este medio con el cinematográfico, y ha innovado en las mecánicas de cada uno de sus proyectos.
También es un autor que piensa desde el videojuego, que propone ideas y reflexiones políticas, filosóficas y sociológicas en sus argumentos y en sus personajes, casi siempre sin olvidarse de un sentido del humor muy particular. Incluso propone reflexiones con las propias dinámicas de juego, que frecuentemente entrelazan argumento y acciones del jugador, como es el caso del Servicio de Conexión Social de Death Stranding: los usuarios podían utilizar objetos, recursos y construcciones de los demás aunque esos otros jugadores no aparecen directamente en la partida.
Tras un largo desarrollo que comenzó poco después del lanzamiento en PS4 del primer Death Stranding en 2019, DS2: On the Beach. Hideo Kojima y su equipo han dedicado todos esos años a ampliar y a mejorar las dinámicas de juego de esta particular aventura, a la vez que continúan construyendo un universo único con personajes cautivadores.
En On the Beach, viajaremos a la otra punta del mundo. Sam comienza esta nueva aventura en México, pero su misión de expandir la red quiral lo llevará hasta Australia. A todos los peligros que tuvo que enfrentar en su anterior viaje se suman otros nuevos. En estos territorios hay tormentas de arena, crecidas de ríos, incendios forestales, terremotos, derrumbamientos y otros fenómenos, naturales o no, que lo pondrán a prueba.
Los nuevos territorios suponen una mirada diferente al universo único de Death Stranding. El color de México y de Austria, su vegetación, sus ríos y sus cordilleras, contrastan con el paraje desolado de las Ciudades Unidas de América. Incluso habrá vida salvaje con la que interactuar, como canguros y koalas. Sus habitantes tienen otras costumbres y enfrentan otros peligros.
Los personajes que conocíamos a lo largo del primer viaje están entre lo más celebrado de Death Stranding, y no será menos en la secuela. En la segunda parte vuelven algunos de estos personajes, como Heartman, pero el casting se amplía con otros nuevos cuyo nombre permite dejar volar la imaginación sobre sus idiosincrasias y su papel en la historia. Entre ellos está Tomorrow (Elle Fanning), Rainy (Shioli Kutsuna) y Tarman (George Miller), sin olvidarnos de Fragile (Léa Seydoux), quien tiene un mayor protagonismo en el nuevo videojuego.
Esos personajes vertebrarán una historia que volverá a tocar nuestra fibra sensible y nos hará reflexionar sobre nuestro mundo. Si en la primera entrega Sam forjaba una relación con su BB, en principio tan solo una herramienta para sobrevivir, la secuela comienza con el personaje interpretado por Norman Reedus cuidando de Lou como si fuera su padre.
Si en el primer Death Stranding Hideo Kojima nos hacía reflexionar sobre la conexión humana y la tecnología, en On the Beach, con un contexto mundial muy diferente al de 2019, se pregunta si deberíamos haber conectado tanto y si esa conexión es la solución a todos los problemas. Todo ello, como es habitual en su obra, con simbolismos, personajes estrafalarios y situaciones icónicas.
El nuevo videojuego de un genio creativo que siempre impacta con sus temas y sus ideas mecánicas, la secuela de una propuesta que supuso un soplo de aire fresco en una industria cada vez más homogeneizada, una continuación de un universo emocionante y emotivo. ¿Cómo no iba a ser Death Stranding 2: On the Beach uno de los juegos más esperados de 2025?