GP Gran Bretaña MotoGP 2025. Bezzecchi sorprende con Aprilia, lágrimas de Quartararo y podio sufrido para Marc Márquez
Marc Márquez tenía dos opciones. Ser autocrítico y pensar que una bandera roja le devolvió a la vida tras estar desahuciado, o no serlo y pensar que no hay nadie como él para hacer negocio en las situaciones al filo de la navaja. Las dos cosas son ciertas, pero el de Cervera prefirió quedarse con la botella medio vacía en Silverstone y quiso poner en su lista de fallos el que cometió en la primera carrera, cuando ya tenía una buena ventaja en cabeza y se fue al suelo, igual que los domingos de Texas y Jerez. Esta vez, alguien desde arriba le lanzó un cable y el aceite que derramó en pista la moto de Morbidelli obligó a detener la prueba y a volver a empezar con todos los pilotos en la parrilla. «No estoy contento, porque he fallado y me han salvado, pero hay que ser honestos. He vuelto a fallar cuando les llevaba ocho décimas. Sin exagerar estoy delante y tengo que controlar esto, que siempre me pasa en los mismos sitios», decía en Dazn, dándose una colleja a sí mismo por haber tropezado en la misma piedra.
No quiere confiarse Marc, aunque la realidad es que se va de Silverstone, que para él era como pasar toda la tarde en el dentista, con más ventaja al frente de la general del Mundial. Le saca dos puntos más a Álex Márquez, y ya están distanciados en 24; y le endosó 21 a Bagnaia, que se hunde hasta los 72 de desventaja después de otra caída y otro fin de semana para olvidar.
La cara del italiano lo decía todo, tratando de aguantar el llanto y decepcionado, porque no es capaz de sentirse cómodo en su Ducati y en las dos últimas carreras sólo ha sumado cuatro de 74 puntos posibles. La pista estaba crítica en ese casi verano británico que incluye amenaza constante de lluvia y un viento racheado y muy frío que convirtió el asfalto en una pista de patinaje. Ahí cayó Pecco y también Álex, otro de los rescatados por la bandera roja. Era el gran favorito para hacer doblete y nada más apagarse los semáforos se fue al suelo. Tuvo una segunda vida, pero ni su moto ni su confianza eran las mismas, así que sufrió en mitad del grupo y acabó en un quinto lugar que no es lo que había soñado.
Le costó ir en busca de los límites tras la resalida, porque había tocado el suelo y ya sabía que la cosa estaba complicada. Lo mismo que Marc. «Una ráfaga de viento increíble me ha empujado fuera en la primera salida. Y en la segunda he ido muy tenso, de hecho, casi me caigo otra vez sin hacer nada. Era muy fácil cometer un error. Tenía cero ‘‘feeling’’ con el tren delantero. Era uno de esos días que no apetecía ir en moto», continuaba Marc explicando un día de perros, y eso que no llovió.
Ganó Bezzecchi, después de 609 días en blanco, y lo hizo con la Aprilia en medio de la crisis con Jorge Martín, que tiene pendiente explicar qué ha pasado con ese rumor de que busca romper su contrato con los italianos y salir antes de tiempo por falta de competitividad de la moto. De repente, MotoGP se volvió un manicomio, con Zarco en el segundo lugar después de su victoria en Le Mans subido a una Honda, con Marc como única Ducati en el podio. Después de 22 victorias consecutivas, llevan dos fines de semana sin ganar, aunque no parece que hayan perdido el dominio y es algo que tiene que ver con circunstancias extrañas. El colmo de lo irreal fue para Quartararo, que estaba escapado y tenía la victoria en la mano hasta que a su Yamaha se le quedó enganchado el sistema de salida de la suspensión trasera y tuvo que parar. Acabó llorando y con razón. Fue muy injusto.