Si quieres revivir cómo era el Japón feudal hay muchos juegos más allá de Assassin's Creed: Shadows
Esta turbulenta época nipona es perfecta para juegos que mezclan historia, guerra y mitología. Desde Ghost of Tsushima a Nioh o Tenchu, cada título muestra su legado con acción, sigilo o estrategia.
Durante siglos, el Japón feudal fue un tablero de guerra donde los clanes luchaban por la supremacía en un delicado equilibrio de poder, honor y traición. Desde el periodo Heian hasta la Restauración Meiji, el archipiélago fue testigo de batallas épicas, la consolidación del bushidō y el auge y caída de los shōgun. La figura del samurái, mitad guerrero, mitad filósofo, personifica la lucha entre la lealtad y la ambición, mientras que los shinobi, invisibles en la sombra, desafiaban las reglas establecidas con tácticas furtivas y letales. Este contraste entre el honor del combate y la necesidad de la supervivencia hace de este periodo un escenario inigualable para los videojuegos, donde la historia y la acción se combinan en un espectáculo inmersivo.
Ubicado en este fascinante momento histórico,Assassins Creed Shadows busca plasmar la dualidad del Japón feudal a través de dos perspectivas: la del samurái Yasuke, un guerrero extranjero que busca su lugar en una tierra de tradición rígida, y Naoe, una shinobi que representa la lucha desde las sombras. Ubisoft apuesta por un mundo abierto en el que la exploración, el combate y el sigilo se adaptan a cada estilo de juego, ofreciendo una visión más dinámica y detallada del periodo Sengoku. Pero antes de que salga a la venta el 20 de marzo, hay otro buen puñado de juegos con los que puedes imbuirte en este periodo histórico.
Ghost of Tsushima (2020)
Cuando el primer barco mongol tocó las costas de Tsushima en 1274, el destino del Japón feudal pendía de un hilo.Ghost of Tsushima no solo revive este evento histórico con una fidelidad visual asombrosa, sino que lo convierte en una experiencia cinematográfica en la que cada duelo es una coreografía y cada paisaje, un cuadro en movimiento. En la piel de Jin Sakai, un samurái obligado a abandonar el código del honor para salvar su tierra, el jugador se enfrenta a un dilema tan filosófico como letal: luchar con honor o hacer lo necesario para vencer.
Más que un juego, es un homenaje a la estética de Akira Kurosawa y al folclore japonés. Su mundo abierto no solo es extenso, sino que se siente vivo, guiado por el viento en lugar de flechas en el HUD, y poblado de historias que evocan la tradición oral del país. Cada choque de katanas es un duelo de precisión, cada bambú cortado, un poema en movimiento. Ghost of Tsushima no solo permitió a los jugadores caminar por el Japón feudal, sino que los hizo sentir como parte de su leyenda.
Nioh (2017) y Nioh 2 (2020)
Si el Japón feudal ya era un campo de batalla sangriento entre clanes,Nioh y su secuela agregan una capa sobrenatural donde los yokai acechan en cada sombra. Inspirados en la historia real de William Adams, un samurái occidental al servicio del shogunato, los juegos de Team Ninja llevan el combate a un nivel técnico y desafiante, con un sistema de posturas que convierte cada enfrentamiento en un baile mortal. Con una estética oscura y un diseño de niveles intrincado, estos títulos no son solo juegos de acción, sino pruebas de resistencia donde cada victoria se gana con sudor y paciencia.
Nioh 2 refuerza la fórmula al permitir a los jugadores crear su propio guerrero y fusionar su sangre con la de los yokai, desatando poderes inhumanos en el fragor de la batalla. La ambientación histórica se mezcla con la mitología en un cóctel de brutalidad y belleza, donde enfrentarse a enemigos como el aterrador Tatarimokke o el imponente Shuten Doji es una experiencia tan impactante como satisfactoria. En un mundo donde la línea entre humanos y demonios se difumina, solo el más hábil con la katana podrá sobrevivir.
Sekiro: Shadows Die Twice (2019)
No hay barra de resistencia, no hay margen para el error.Sekiro: Shadows Die Twice reescribe las reglas del combate en el Japón feudal, donde cada choque de espadas es un duelo de voluntades. En la piel del Lobo de un solo brazo, un shinobi en busca de venganza y redención, FromSoftware nos sumerge en un mundo hostil donde la paciencia y la precisión definen la línea entre la vida y la muerte. Con un sistema de parry que premia la agresividad y un diseño de niveles vertical que convierte el sigilo en un arte, Sekiro es un juego que exige no solo reflejos, sino una disciplina digna de un verdadero guerrero.
Más que una historia de samuráis,Sekiro es un poema de sangre y sacrificio, donde los mitos se mezclan con la historia en un paisaje de templos en ruinas, castillos imponentes y criaturas sacadas del folclore japonés. En su mundo, los generales con armaduras relucientes conviven con seres inmortales y serpientes colosales, creando una fusión entre realismo y misticismo que lo hace único. En este Japón donde la muerte es solo el principio, cada enemigo es un obstáculo insuperable
hasta que dejas de temerle.
Total War: Shogun 2 (2011)
En el caos del siglo XVI, cuando los daimios luchaban por el dominio del archipiélago, solo uno podía alzarse como shōgun.Total War: Shogun 2 nos transporta a este periodo turbulento con una combinación magistral de estrategia por turnos y batallas en tiempo real, donde cada decisión, desde una alianza frágil hasta el despliegue de tropas en el campo de batalla, puede significar la gloria o la ruina. Con un mapa de Japón detallado y una recreación fiel de las tácticas samuráis, este título no solo pone a prueba la astucia militar, sino también la paciencia y el arte de la diplomacia.
Más que un simple juego de estrategia, Shogun 2 es una lección de historia en movimiento. Las unidades están diseñadas con meticulosidad, desde los temibles arqueros ashigaru hasta la caballería samurái, cada una con fortalezas y debilidades que reflejan la realidad de la época. Y cuando la guerra ya no es suficiente, la traición y el espionaje se convierten en armas igual de afiladas que una katana. Pocos juegos han capturado con tanta fidelidad la política despiadada y el honor implacable de los clanes feudales, convirtiendo cada partida en una epopeya digna de los anales de la historia japonesa.
Onimusha: Warlords (2001, remasterizado en 2019)
En una época de guerras y traiciones, los samuráis no solo deben enfrentarse a ejércitos rivales, sino también a horrores que emergen de las sombras.Onimusha: Warlords , el clásico de Capcom lanzado en 2001 y remasterizado en 2019, fusiona la estética del Japón feudal con el horror sobrenatural en una aventura de acción que evoca la esencia de Resident Evil , pero con katanas y yokais. En la piel de Samanosuke Akechi, el jugador se adentra en un castillo infestado de demonios y descubre un relato donde la espada es tan importante como el sigilo y la estrategia.
La ambientación es un viaje a un Japón oscuro, donde la arquitectura de los templos y las fortalezas samuráis contrasta con la presencia de criaturas infernales. El sistema de combate, aunque primitivo para los estándares actuales, ofrece una experiencia desafiante y llena de tensión, con un diseño de enemigos que bebe directamente del folclore japonés. La remasterización permitió que una nueva generación de jugadores experimentara esta joya olvidada, recordando que, antes de Dark Souls o Nioh, Onimusha ya nos había mostrado que la historia de los samuráis podía teñirse de terror y leyenda.
Way of the Samurai (2002) y sus secuelas
En un Japón en transición, donde los samuráis comienzan a ser reliquias de un pasado glorioso,Way of the Samurai nos coloca en la piel de un guerrero errante cuya historia se forja con cada decisión. A diferencia de otros títulos ambientados en el Japón feudal, aquí no hay un camino fijo: la narrativa se construye de manera dinámica, con múltiples finales y la posibilidad de aliarse con clanes, traicionar aliados o simplemente desaparecer en la bruma del destino. En una partida de apenas unas horas, el jugador puede cambiar el curso de una aldea y definir su propio legado.
Lo que hace especial a Way of the Samurai y sus secuelas es su libertad. No hay un héroe predeterminado ni una gran misión para salvar el mundo; en su lugar, cada acción, desde un duelo callejero hasta una conversación aparentemente trivial, puede inclinar la balanza de poder. Con un sistema de combate basado en el dominio de diferentes estilos de espada y un énfasis en la rejugabilidad, la saga ofrece una de las representaciones más crudas y realistas de la vida de un samurái errante. No es una historia escrita con tinta, sino con sangre y acero, en un mundo donde la muerte puede llegar con un solo golpe mal dado.
Tenchu: Stealth Assassins (1998) y el resto de la saga
Antes de que el sigilo fuera un pilar del género,Tenchu: Stealth Assassins ya nos enseñaba que la sombra es el mejor refugio y el silencio, la mayor de las armas. En una época en la que los videojuegos de acción premiaban la fuerza bruta, esta saga puso en el centro a los shinobi, letales espías y asesinos del Japón feudal. Como Rikimaru y Ayame, los jugadores se infiltraban en fortalezas, acechaban en los tejados y ejecutaban enemigos con precisión quirúrgica, en un sistema de sigilo pionero que sentó las bases para franquicias posteriores como Assassins Creed o Metal Gear Solid.
Más que un simple juego de ninjas, Tenchu supo capturar la esencia de los shinobi con un diseño de niveles que premiaba la paciencia y la planificación. Cada misión era un rompecabezas donde la luz de una antorcha o el crujido de una tabla podían significar la diferencia entre una ejecución perfecta y una muerte rápida. La saga evolucionó con el tiempo, añadiendo nuevas mecánicas y relatos, pero siempre manteniendo la esencia de la caza en la oscuridad. Aunque hace años que no recibe una entrega nueva, su legado sigue presente en cada juego que convierte la infiltración en un arte letal.
Rise of the Ronin (2024)
En un Japón al borde de la modernización, donde los últimos vestigios del código samurái se desmoronan,Rise of the Ronin nos sumerge en un mundo donde la tradición y el cambio chocan con la fuerza de una katana desenvainada. Ambientado en el turbulento Bakumatsu del siglo XIX, este título de Team Ninja nos ofrece un viaje de mundo abierto en el que el jugador encarna a un rōnin, un guerrero sin amo, libre para forjar su propio destino en una nación en crisis. La lucha entre el shogunato Tokugawa y las fuerzas de la restauración Meiji no es solo el trasfondo de la historia, sino el motor que impulsa cada decisión del protagonista.
Con un combate visceral que bebe tanto deNioh como de Ghost of Tsushima , el juego ofrece duelos intensos con espadas y armas de fuego, reflejando la transformación de la guerra en la era moderna. Pero no todo se resuelve con sangre: la diplomacia, las alianzas y la exploración de un Japón en plena revolución tecnológica convierten esta experiencia en algo más que un simple hack and slash. En Rise of the Ronin, la historia no solo se juega, se vive, ofreciendo una mirada única a los últimos días de los samuráis y al nacimiento de una nación que nunca volvería a ser la misma.
Samurai Warriors (2004) y el resto de la saga
Cuando la pólvora aún no había cambiado las reglas de la guerra y los samuráis eran la fuerza dominante en Japón, las batallas se decidían en enormes campos de combate donde el acero y la estrategia reinaban.Samurai Warriors , la versión nipona de Dynasty Warriors , nos sumerge en el fragor de la era Sengoku, permitiendo al jugador encarnar a figuras históricas como Nobunaga Oda, Yukimura Sanada y Hattori Hanzo. Enfrentarse a ejércitos enteros y arrasar con cientos de enemigos con ataques devastadores es la esencia del juego, donde la táctica y la acción frenética se combinan en una experiencia que recrea con dramatismo las mayores guerras del Japón feudal.
A diferencia de otros juegos más realistas sobre samuráis, este título no pretende ser una representación histórica precisa, sino una celebración del mito y la leyenda. Sus personajes son más grandes que la vida, capaces de desatar ataques espectaculares y dominar el campo de batalla con movimientos imposibles. Con cada nueva entrega, la saga ha expandido su roster, mejorado sus mecánicas y añadido narrativas alternativas, convirtiéndose en un referente del género musou. No es un juego de sigilo ni de duelo uno contra uno; es un espectáculo de pura acción, donde el jugador se siente como un auténtico señor de la guerra, arrasando con el pasado para forjar su propio destino.
Genji: Dawn of the Samurai (2005)
Inspirado en El Cantar de Heike, una de las epopeyas más icónicas de la literatura japonesa,Genji: Dawn of the Samurai nos transporta a un Japón feudal donde la historia y la mitología se entrelazan en una aventura de acción cautivadora. El juego pone al jugador en la piel de Yoshitsune Minamoto, el legendario guerrero que desafió al poder de los Heike, en una odisea repleta de combates con espadas precisos y una estética que rinde homenaje a la tradición artística nipona. Con un estilo de lucha fluido y mecánicas que permiten ralentizar el tiempo para ejecutar cortes perfectos, Genji se presenta como una danza letal donde cada golpe es un acto de belleza y violencia.
Más que una simple narración histórica, el juego introduce elementos de fantasía que enriquecen su ambientación, enfrentando al protagonista contra criaturas místicas y enemigos con habilidades sobrenaturales. Su secuela, Genji: Days of the Blade, intentó llevar la fórmula al siguiente nivel en PlayStation 3, pero fue su primera entrega la que dejó una huella en los amantes de la acción samurái. A pesar de no alcanzar la popularidad de otros títulos del género, Genji sigue siendo un recordatorio de que el Japón feudal es una fuente inagotable de relatos épicos, donde el filo de una katana puede escribir la historia con tinta de sangre.
Durante siglos, el Japón feudal fue un tablero de guerra donde los clanes luchaban por la supremacía en un delicado equilibrio de poder, honor y traición. Desde el periodo Heian hasta la Restauración Meiji, el archipiélago fue testigo de batallas épicas, la consolidación del bushidō y el auge y caída de los shōgun. La figura del samurái, mitad guerrero, mitad filósofo, personifica la lucha entre la lealtad y la ambición, mientras que los shinobi, invisibles en la sombra, desafiaban las reglas establecidas con tácticas furtivas y letales. Este contraste entre el honor del combate y la necesidad de la supervivencia hace de este periodo un escenario inigualable para los videojuegos, donde la historia y la acción se combinan en un espectáculo inmersivo.
Ubicado en este fascinante momento histórico,
Cuando el primer barco mongol tocó las costas de Tsushima en 1274, el destino del Japón feudal pendía de un hilo.
Más que un juego, es un homenaje a la estética de Akira Kurosawa y al folclore japonés. Su mundo abierto no solo es extenso, sino que se siente vivo, guiado por el viento en lugar de flechas en el HUD, y poblado de historias que evocan la tradición oral del país. Cada choque de katanas es un duelo de precisión, cada bambú cortado, un poema en movimiento. Ghost of Tsushima no solo permitió a los jugadores caminar por el Japón feudal, sino que los hizo sentir como parte de su leyenda.
Si el Japón feudal ya era un campo de batalla sangriento entre clanes,
No hay barra de resistencia, no hay margen para el error.
Más que una historia de samuráis,
En el caos del siglo XVI, cuando los daimios luchaban por el dominio del archipiélago, solo uno podía alzarse como shōgun.
Más que un simple juego de estrategia, Shogun 2 es una lección de historia en movimiento. Las unidades están diseñadas con meticulosidad, desde los temibles arqueros ashigaru hasta la caballería samurái, cada una con fortalezas y debilidades que reflejan la realidad de la época. Y cuando la guerra ya no es suficiente, la traición y el espionaje se convierten en armas igual de afiladas que una katana. Pocos juegos han capturado con tanta fidelidad la política despiadada y el honor implacable de los clanes feudales, convirtiendo cada partida en una epopeya digna de los anales de la historia japonesa.
En una época de guerras y traiciones, los samuráis no solo deben enfrentarse a ejércitos rivales, sino también a horrores que emergen de las sombras.
La ambientación es un viaje a un Japón oscuro, donde la arquitectura de los templos y las fortalezas samuráis contrasta con la presencia de criaturas infernales. El sistema de combate, aunque primitivo para los estándares actuales, ofrece una experiencia desafiante y llena de tensión, con un diseño de enemigos que bebe directamente del folclore japonés. La remasterización permitió que una nueva generación de jugadores experimentara esta joya olvidada, recordando que, antes de Dark Souls o Nioh, Onimusha ya nos había mostrado que la historia de los samuráis podía teñirse de terror y leyenda.
En un Japón en transición, donde los samuráis comienzan a ser reliquias de un pasado glorioso,
Lo que hace especial a
Antes de que el sigilo fuera un pilar del género,
Más que un simple juego de ninjas, Tenchu supo capturar la esencia de los shinobi con un diseño de niveles que premiaba la paciencia y la planificación. Cada misión era un rompecabezas donde la luz de una antorcha o el crujido de una tabla podían significar la diferencia entre una ejecución perfecta y una muerte rápida. La saga evolucionó con el tiempo, añadiendo nuevas mecánicas y relatos, pero siempre manteniendo la esencia de la caza en la oscuridad. Aunque hace años que no recibe una entrega nueva, su legado sigue presente en cada juego que convierte la infiltración en un arte letal.
En un Japón al borde de la modernización, donde los últimos vestigios del código samurái se desmoronan,
Con un combate visceral que bebe tanto de
Cuando la pólvora aún no había cambiado las reglas de la guerra y los samuráis eran la fuerza dominante en Japón, las batallas se decidían en enormes campos de combate donde el acero y la estrategia reinaban.
A diferencia de otros juegos más realistas sobre samuráis, este título no pretende ser una representación histórica precisa, sino una celebración del mito y la leyenda. Sus personajes son más grandes que la vida, capaces de desatar ataques espectaculares y dominar el campo de batalla con movimientos imposibles. Con cada nueva entrega, la saga ha expandido su roster, mejorado sus mecánicas y añadido narrativas alternativas, convirtiéndose en un referente del género musou. No es un juego de sigilo ni de duelo uno contra uno; es un espectáculo de pura acción, donde el jugador se siente como un auténtico señor de la guerra, arrasando con el pasado para forjar su propio destino.
Inspirado en El Cantar de Heike, una de las epopeyas más icónicas de la literatura japonesa,
Más que una simple narración histórica, el juego introduce elementos de fantasía que enriquecen su ambientación, enfrentando al protagonista contra criaturas místicas y enemigos con habilidades sobrenaturales. Su secuela, Genji: Days of the Blade, intentó llevar la fórmula al siguiente nivel en PlayStation 3, pero fue su primera entrega la que dejó una huella en los amantes de la acción samurái. A pesar de no alcanzar la popularidad de otros títulos del género, Genji sigue siendo un recordatorio de que el Japón feudal es una fuente inagotable de relatos épicos, donde el filo de una katana puede escribir la historia con tinta de sangre.