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Una de las ediciones coleccionista más caras de la historia: Costaba 300.000 euros y 'afortunadamente' nadie la compró

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Dying Light captó la atención de los jugadores con una edición muy loca que te planteaba tener tu propio refugio a prueba de zombis.

Dying Light nos sorprendió en 2015 con un videojuego de mundo abierto que combinaba zombis, rol y parkour. Sin hacer mucho ruido, la propuesta en primera persona de la polaca Techland resultaba muy fresca, después de haberlos conocido por títulos como Call of Juarez o Dead Island. El título fue bien recibido, y en nuestro caso os contamos que era "muy redondo, sólido y divertido [...] Una apuesta segura si os gustan los videojuegos basados en temática zombi".

El juego ha sido un éxito con más de 20 millones de unidades vendidas, y hace un par de años recibimos una edición definitiva con todos los DLCs disponibles. Sin embargo, existió una edición que se hizo popular por su extravagante propuesta. Te planteaba gastarte cientos de miles de euros en una serie de contenidos, objetos y planteamientos de locura. La pregunta es: ¿encontró comprador?



Una edición coleccionista absolutamente única


Dying Light: My Apocalypse Edition se promocionó a un precio de 250.000 libras en su momento, lo que se traducía en unos 300.000 euros de aquel entonces. Lo que incluía era muy poco habitual para una "edición coleccionista" al uso, y es que uno de los incentivos consistía en que una empresa (Tiger Log Cabins) te construyera un refugio a prueba de zombis, de la cual se muestra incluso un modelo de referencia en la imagen promocional.



También se ofrecía la oportunidad de que tu cara apareciese en el juego, de recibir varias lecciones de parkour por parte de un equipo especializado y que tuvieras una figura a tamaño real de Volatile, uno de los enemigos más peligrosos en el videojuego. Otro de los "beneficios" consistía en obtener unas gafas de visión nocturna, acompañadas de un conjunto de pañales para los jugadores que disfruten de las sesiones de juego nocturnas. Como veis, no faltaba cierta comicidad en esta promoción.

El resto de contenidos eran más convencionales. Se incluían cuatro copias firmadas del videojuego, dentro de un estuche especial. También tenías unos auriculares Razer Tiamat, y por último un viaje a Techland para conocer a los desarrolladores, así como a Steve The Zombie, el consultor especializado en acciones de "no muertos" y que ayudó activamente en la producción del videojuego. Obviamente, esto último es una broma de Techland, la cual por cierto utilizó como parte de la publicidad del juego. ¿Qué ocurrió con esta edición tan especial? Pues que no encontró comprador.



Según cuentan en Techland, en realidad se trató de "una acrobacia de marketing" que fue diseñada para captar la atención de los medios durante el lanzamiento de Dying Light. Desde luego, lo consiguió, pero seguro que os sorprenderá conocer que su expansión, Dying Light: The Following, contó con una edición coleccionista de 10 millones de dólares, una absoluta barbaridad de la que puede que os hablemos en otra ocasión, cuando sepamos si alguien la compró (aunque seguro que no).

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