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Diego Cabello: «Siempre me han dicho que tendría que haberme pasado al 800 pero tengo algo con el 400 vallas que me engancha y por lo que he sacrificado las dos vueltas a la pista»

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Imagen: Alexander Hassenstein


Texto de Ángela Ruiz Terán

Resto de fotografías: Eduardo Álvarez, RFEA, Joseba González y Ángel Tomás

Diez vallas le separan de la meta cada vez que se coloca en unos tacos de salida. El mismo número que estadios de todo el mundo han caído rendidos ante un correr que durante ocho años consecutivos ha hecho desaparecer segundos de un cronómetro al que ya le había ganado la batalla. El hombre que ha desafiado al tiempo con la combinación perfecta de velocidad, fuerza y resistencia, ha hecho del 400 metros vallas su vida. Como propio de quien empieza con 8 años a convertir zancadas en kilómetros, Diego Cabello también supo qué era eso de meterse al barro de los crosses cántabros y salir airoso: “Se me daba bastante bien y me enganché”, afirma. Pero fue el tartán el que se quedó prendido de él cuando le sintió por primera vez en la pista de la capital cántabra. A Diego, su Reinosa natal se le quedó pequeña en busca de lo que años más tarde le llevó a ser cuatro veces campeón de España absoluto. Diego pasó de cero a cien en apenas un año, cambió Cantabria -de donde salió siendo mundialista juvenil y junior- por la residencia Joaquín Blume de Madrid; y la televisión que le acercaba a los campeones internacionales por la realidad de compartir con ellos línea de salida. En los ya suyos 400 vallas, le hemos visto en los Campeonatos de Europa de Barcelona 2010 y Helsinki 2012; en cuatro Campeonatos de Europa por selecciones; en los Juegos del Mediterráneo en Mersin 2013 donde fue cuarto; y en dos Campeonatos Iberoamericanos. Además, sus 49,96 segundos de excelencia atlética le han hecho colocarse mejor cántabro de todos los tiempos en los 400 metros vallas, manteniendo el récord absoluto y sub 23. A pesar de “las lesiones en los peores momentos” en el último periodo, después de más de veinte años desde que se puso un dorsal por primera vez, Diego sigue “estando con la misma ilusión y responsabilidad aunque los objetivos ya hayan cambiado”. Ahora espera al año que viene para ver cuándo y dónde estará la próxima valla a atacar.

– Como juvenil fue internacional en el Campeonato del Mundo de Marraquech y siendo júnior se hizo con el título de campeón de España de 400 vallas asistiendo al mundial de Pekín. ¿Cómo entrenaba la especialidad que le llevó al atletismo de alto nivel siendo tan joven en Cantabria?

Cuando estaba en Reinosa solo corría. No me especialicé hasta que no me fui a Santander, ya que allí no había pista. Llegué a Santander siendo juvenil y ahí fue cuando empecé a hacer las vallas. Por aquella época yo entrenaba con Eduardo Álvarez junto con mis compañeros David Santos y Javier Gutiérrez. Javier hacía 400 vallas y eso fue un poco lo que me llevó a mí a probarlas, el verle y entrenar con él. Solíamos entrenar entre semana en Santander, nos mandaban el plan y por nuestra cuenta íbamos haciendo ahí lo que podíamos, y luego los fines de semana nos íbamos a Reinosa.

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– ¿Qué significo esa primera internacionalidad tan joven?

Fue todo inesperado. El primer año que hice las vallas -juvenil de primero- fui al campeonato de España con una de las peores marcas, y al año siguiente -cuando me fui a vivir a Santander y ya pude entrenar en una pista y prepararlo más a conciencia-, en la primera carrera hice la mínima para el Mundial Juvenil de Marraquech. En esa época no sabía ni qué era un Campeonato del Mundo ni que había hecho la mínima. A partir de ahí ya me empecé a centrar un poco más en las vallas y me puse como objetivo de esa temporada ir al mundial. En el Campeonato de España quedé segundo, iban los dos primeros y además como tenía la marca mínima fui. Pero fue una cosa que ni me planteaba ni me esperaba. En el viaje todo el mundo prácticamente se conocía porque había ido a concentraciones previas y había destacado anteriormente. Yo fui de 0 a 100.

– De Santander marchó a la Blume de Madrid, ¿cambió su forma de ver el atletismo cuando llegó a esas instalaciones con atletas más profesionalizados? ¿Lo considera un paso necesario en la carrera de un atleta?

Cuando acabé bachiller me becaron en la Blume y me fui a Madrid. Era un mundo totalmente diferente, pero creo que me adapté bastante bien, había muchas facilidades. Al principio impresionaba porque pasar de entrenar en el pueblo o en la pista de Santander, algo más modesto, y de repente llegar a esas instalaciones y ver a deportistas que eran en aquella época tus referentes, ya no solo de atletismo sino de otros deportes, impacta. Estoy bastante contento de haber podido disfrutar esa experiencia.

El tomar la decisión de irte a Madrid no tiene por qué ser necesario para continuar progresando, es más, en muchos casos estás genial con tu entrenador de toda la vida y te vas a un centro de alto rendimiento y no cuaja contigo o no te acabas de adaptar. Nosotros lo vemos con Ruth Beitia, que ha entrenado toda la vida en Santander. Cada persona es un mundo pero no tiene que ser un paso para destacar si estás contento en tu localidad, tienes un buen entrenador y un buen grupo.

– Diez internacionalidades, cuatro veces campeón de España absoluto, una sub 23 y una júnior, ¿cuál es su mejor recuerdo en unas pistas?

El primer campeonato absoluto que gané fue especial porque era algo con lo que siempre había soñado y lo pude conseguir. Mi primera internacionalidad absoluta en el Campeonato Iberoamericano de Iquique también lo recuerdo con mucho cariño pero era algo un poco más esperado. La sorpresa fue la Copa de Selecciones, al volver del Iberoamericano. Ese año estaba segundo en el ránking de España y al campeonato iba el primero de cada prueba. El primero ese año se lesionó justo momentos antes a la fecha señalada y me dijeron que tenía que ir yo. Eso me ilusionó bastante porque pasé de ver a toda esa gente internacional, a los mejores de Europa, y de repente estaba yo allí entre ellos, era de los más jóvenes. Nunca había competido en un estadio grande, con muchísimo público y eso sí que lo tengo grabado. Salí al estadio y competí con los campeones de Europa en esa época, había pasado de verlos en la tele a estar ahí compitiendo con ellos.

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– Durante ocho años ha mejorado sus marcas año tras año, ¿cuál es el secreto para batirlas consecutivamente durante tanto tiempo?

Lo primordial es que no hubo lesiones para seguir mejorando y bajando cada día las marcas. Entrené súper bien y todos los años conseguía mejorar hasta que una lesión en el tendón de Aquiles rompió esa tendencia. A pesar de que he vuelto más o menos a mis marcas sí que es verdad que a partir de ahí me costó volver a rendir como lo había hecho hasta entonces. Por supuesto que además del sacrificio y el entrenamiento.

– Le hemos visto también en los 800 metros en los Campeonatos de España de pista cubierta con muy buenos resultados. ¿Por qué el 800 y no el 400? ¿Piensa en un salto próximo al mediofondo?

En Madrid estaba en un grupo en el que entrenábamos velocistas y también mediofondistas, con gente del 800 como Antonio Reina. Era un grupo bastante variado y muy bueno a nivel de mediofondo. Todos los años llegaba invierno y preparada el 400 lisos para seguir compitiendo en pista cubierta pero un día hablé con mi entrenador y le planteé la idea de cambiar y probar en el 800 porque para ser velocista yo siempre he ido bastante bien por arriba. No me propuse ningún objetivo ni lo entrené a conciencia, era un paso para la temporada de aire libre, y la sorpresa fue que empecé a competir y se me empezó a dar demasiado bien. Llegué al Campeonato de España y quedé cuarto siendo los tres que me ganaron los que fueron a los JJ.OO. de Río, es decir, fue un campeonato en el que había nivel. Ese año hubo Campeonato del Mundo de pista cubierta y no fui lógicamente porque tenía más gente española delante, pero con la marca que había hecho podía haber accedido hasta ese campeonato.

Siempre me han dicho que tendría que haberme pasado al 800, que ese mismo verano dejara los 400 vallas, pero yo tenía algo ahí con las vallas, quería y creía que podía dar un poco más de mí, que no había llegado al tope y me empeñé en seguir con ellas. No sé qué hubiese podido pasar si ese año hubiese preparado el 800 pero de momento, a pesar de que me han insistido mucho, tengo algo con las vallas, es lo que me gusta y es lo que he hechos siempre y he sacrificado el 800 por seguir en las vallas.

– ¿En qué momento de la temporada se encuentra ahora con toda la vorágine de acontecimientos que estamos viviendo?

Desde hace un par de años estoy viviendo en San Sebastián. En Madrid ya se me acabó un ciclo y me quería volver para el norte. Desde que me vine a Donosti he cambiado las prioridades, antes lo primordial era el atletismo, siempre lo tenía como mi primer objetivo. Ahora estoy trabajando y la prioridad es eso. Sigo haciendo atletismo pero está en un segundo plano. Este año me planteé entrenar la pista cubierta sin ningún tipo de objetivo para preparar el aire libre y seguir con las vallas. Quería intentar acercarme a la mínima del Campeonato de Europa para poder ir, pero después de todo lo sucedido ahora estoy entrenando muy poco y no voy a acudir ni al Campeonato de España. Estoy entrenando para no perder la forma física pero con vistas al año que viene para empezar la temporada lo mejor posible.

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– Buscó la mínima para los Juegos Olímpicos de Río, de los que se quedó a décimas. ¿Siente que se quedó un sueño por cumplir o los JJOO siguen siendo un objetivo?

Es verdad que los últimos años he tenido un par de lesiones y me ha costado bastante, pero cuando me encuentro bien sigo haciendo las marcas que más o menos hacía cuando estaba en Madrid. A nivel físico si me dedico a tiempo completo al atletismo podría estar luchando en esas marcas y poder acceder, pero es verdad que ahora mismo también tengo que vivir y ni me planteo dedicarme al 100% al atletismo. Me lo tomo de otra manera pero quiero estar cerca de mis marcas. El objetivo también es estar luchando por el pódium con mi club, la Real Sociedad. Sigo estando con la misma ilusión y la misma responsabilidad pero con otros objetivos.

– ¿Ve futuro en el atletismo y especialmente en el 400 vallas cántabro?

Al vivir fuera estoy un poco desconectado pero en mi especialidad sí que está Jorge García con muy buenas marcas. Además del récord absoluto y sub 23 de 400 vallas, que sigo teniendo, también ostentaba el récord junior y juvenil y ya han sido batidos -el juvenil está en manos de Jorge García y el júnior de Diego Courbis-. Sé que hay bastantes escuelas, que viene gente por abajo y si me quitaran el récord también sería una buena noticia aunque creo que no lo he puesto fácil, bajar de 50 segundos es complicado. A nivel medio no estamos mal, pero con la retirada de Ruth sí que falta alguien que destaque más allá. Si se hacen las cosas bien por abajo seguro que vuelve a llegar el momento en que tengamos a alguien en lo más alto a nivel absoluto.

Biografía RFEA – Diego Cabello

Vídeo – Oro en el Campeonato de España Absoluto de 400 metros vallas (Málaga 2011)

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