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David Gómez, el gimnasta sin límites

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En casa nunca le dijeron que no podía hacer eso o lo otro o lo de más allá. Lo fue descubriendo sobre la marcha, cayéndose una y mil veces y levantándose mil y una. De tan pocos límites que veía en casa, se convenció de que podía hacerlo todo. Y en 2019, David Gómez (Las Palmas de Gran Canaria, 1997) realizó una Spartan Race, participó en el Campeonato de España de gimnasia artística, después, el de halterofilia adaptada, con tres récords nacionales, un torneo de fútbol oficioso y la San Silvestre Vallecana. Ah, por un problema en la médula espinal, su movilidad de cintura para abajo es prácticamente nula. Admite que tener esta malformación de nacimiento le ha hecho ser mucho más consciente, desde el principio, de lo que podía o no podía hacer. «No me imagino mi vida de otra manera», cuenta para ABC. Y su vida está sirviendo de ejemplo para muchos otros después de que apareciera de forma estelar en los Campeonatos de España de gimnasia que se celebraron en Valencia en 2019. Dejó las muletas al lado del potro con arcos, se impulsó y realizó su ejercicio. David Gómez - Luis Conte Más allá de la nota, en la que intenta compensar lo que no puede hacer –mover la cadera o abrir las piernas– con una mayor dificultad en lo que sí puede, se queda con esa ovación final. «El momento fue bonito para todos. Me gusta pensar que los presentes se pusieron de pie y que fue un momento que costará olvidar. Y, personalmente, ser el protagonista de un recuerdo que les quedará mucho tiempo es un orgullo», concede. David Gómez - Luis Conte Apenas lleva un par de años en la gimnasia artística, llegado de rebote porque en sus prácticas del Grado en Ciencias en Actividad Física y Deporte no pudo entrar en fútbol y eligió su segunda opción. Pero ya es un referente. «El primer día a entrar en el Centro de Alto Rendimiento estaba muy nervioso. Iba a estar en la misma sala donde se entrenan Ray Zapata o Néstor Abad, gimnastas top. Pero mi amiga de halterofilia, Loida Zabala, me dijo: ‘tranquilo, tú también eres campeón de España’. Y tenía razón. La sensación de estar allí, el ambiente... es otro rollo». En la Federación de Gimnasia se ha encontrado con un grupo de personas dispuestas a atreverse como él lo hace sobre el potro. «Les motiva, creen que es un proyecto ilusionante, una oportunidad buenísima lo de aunar personas con y sin discapacidad. Mis entrenadores (en el club San Blas) tenían algo de miedo de cómo iban a reaccionar, pero desde el primer día fue: ‘ven aquí y vamos a hacer todo esto’». «La altura era horrible» También tenía miedo él, pues el potro estaba demasiado alto (supera un poco la altura de sus hombros) y él era un novato. «Tenía miedo a caerme, porque había hecho gimnasia nunca. De físico podía estar bien, pero a nivel mental era un recién llegado. La altura era horrible». Ahora ya lo tiene asumido y controlado. Y huye de que se le catalogue como un superhéroe. «Tengo la suerte de que hago lo que me gusta, y no sé hacerlo de otra manera. Cuando quiero hacer algo hay pocas cosas que me frenen». Porque tiene miedos, como todos, aunque le cueste encontrarlos:«caerme y quedarme en una silla de ruedas. Sé que puede ocurrir, pero no gasto mucho tiempo en pensamientos negativos». Porque, ¿hay algo que no pueda hacer? «Doblar la rodilla», se ríe. David Gómez - Luis Conte Sin saber qué límites tenía practicó casi todos los deportes:piragüismo, esquí, tenis, golf, baloncesto y fútbol. Pero encontró barreras que no ha tenido en la gimnasia. «Fui el primero en intentar jugar con muletas, pero lo único que conseguí, y después de muchas peleas, fue que me dejaran estar de portero en fútbol sala. Y porque no tenían más remedio. Me ponían de excusa las muletas y cuando me las quité ya no tenían nada en el reglamento de que valerse. Aún así, quisieron impedírmelo». Con la gimnasia está siendo ejemplo de normalidad y con la halterofilia amplía sus objetivos:«Los Juegos de París 2024», afirma. Le encantaría ver algún día a olímpicos y paralímpicos compitiendo los mismos días y las mismas pruebas. «Ahora estamos con la inclusión y ese sería el siguiente paso. Que dejara de existir la segregación deportiva. Pero es difícil por la reglamentación. Y digo que es muy difícil, pero no sería imposible». Y el otro factor que debería cambiar está en la cabeza:«Todavía hay un estigma. Las miradas de pobrecito existen. Es una fase. Pero llega un momento en el que haces clik, te entiendes y aceptas como eres y asumes que es normal. Es importante no caer en la sobreprotección. No pongamos límites a aquellos que no se los ponen solo porque nosotros tengamos miedo».
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