El bar de la Juguetería Cuevas prescinde de los azulejos, pero conserva el nombre

El bar que ocupa el antiguo local de la Juguetería Cuevas, en la esquina de Hernando Colón con la Plaza de San Francisco, ha decidido conservar el nombre del negocio anterior, pero no los azulejos clásicos que diferenciaban la fachada. El característico friso de cerámica que ha lucido durante más de cuatro décadas, adornado con juegos de aeromodelismo y maquetas, se dañó durante las obras de reforma tras el cierre del establecimiento, sin que se haya restituido. Ese fue uno de los motivos por los que la Gerencia de Urbanismo paralizó los trabajos, que no contaban con permiso para tocar la fachada y que se iniciaron sin tener la licencia todavía en curso. El Ayuntamiento abrió un expediente para evaluar las actuaciones que se hicieron sin autorización en el propio local y en el exterior y durante las que se rompieron muchos de los azulejos para instalar el cableado. Aquello conllevó una multa de 4.500 euros y varios meses de paralización. También puso sus reparos la Comisión Provincial de Patrimonio, que señaló las afecciones a los azulejos y solicitó otro expediente sancionador al no contar los trabajos con autorización pese al carácter catalogado del edificio. En el lugar en el que se estaba instalado aquel cartel ancho de cerámica que en su día dio un aire moderno a la tienda, luce desde ayer un luminoso dorado con el nombre «Juguetería», como se ha llamado al nuevo negocio. Los responsables del establecimiento han hecho ya la instalación para dar suministro eléctrico a este letrero, al que acompaña otro lateral que dice «bar». A los que se interesan por el viejo friso le explican que «se dañó accidentalmente durante la obra» y que no se puede restaurar, pero que «se ha conservado el aire clásico del local». Un referente La Juguetería Cuevas era uno de los pocos negocios antiguos que quedaban en el entorno. Fue fundada por Francisco Cuevas en 1954 y se convirtió en un referente para niños de todas las generaciones. La irrupción del comercio electrónico dio un importante golpe al negocio, que hacía inviable los costes de mantenimiento del local. El hijo del dueño, Rafael Cuevas, siguió con la actividad especializándose en juegos técnicos y los nietos intentaron competir con el comercio digital, al que se han tenido que sumar, cerrando el establecimiento a principios de 2019. Cuevas cayó como antes lo hizo el Bazar Victoria, que abandonó la ubicación original en Entrecárceles, víctima del fin de los contratos de renta antigua, y se mudó con escaso éxito a la calle Francos. Más reciente ha sido el cerrojazo a la tienda de Bolsos Casal en Sierpes tras noventa años de trayectoria, que ahora perderá otro establecimiento, el de Jovellanos, donde se construirá un hotel. Reciente es también el cierre del comercio de ropa Noguel, tras 65 años, por la falta de relevo.