El muro de escalada natural más grande del mundo será demolido para autopista
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Los escaladores de Buenos Aires ya tuvieron demasiado.
Por seis años, miembros del Centro Andino Buenos Aires (CABA), la organización de montañismo más grande del país, han estado resistiendo el plan para demoler su muro de entrenamiento de 43 años. La Palestra de Andinismo, el muro de roca “natural” más grande del mundo, sería demolida para dar paso a carriles adicionales en un paso elevado de la autopista.
“No tenemos cerros aquí”, explica María Perin, quien recién el año pasado aprobó el examen de ingreso para entrenar en el lugar. “Para escalar en roca real hay que viajar dos horas en auto o recorrer 1200 kilómetros”. Ella dice que el muro de La Palestra está diseñado específicamente para entrenar escaladores para rutas tradicionales en los Andes. “Esta pared es nuestra montaña en la ciudad.”
El 6 de septiembre, miembros de CABA salieron a las calles para protestar la construcción del paso elevado, ya que ellos quieren que la ciudad rediseñe el proyecto alrededor de La Palestra. Más de 100 escaladores marcharon por el barrio costero Núñez con arneses y cascos. Algunos llevaban cuerdas, megáfonos y banderas argentinas. Polvos de colores rosa, azul y naranja se elevaron en el aire y dejaron las calles envueltas en niebla. La mayoría del grupo llevaban camisetas blancas con la leyenda “No a la Demolición” impresa en letras mayúsculas rojas.
Al final de la marcha, varias personas habían pintado con aerosol el lema “La Pale No Se Toca” (apodo de La Palestra) en las aceras. Desde entonces, ellos han estado circulando una petición para detener la demolición; actualmente cuenta con 4500 firmas.
La construcción del puente lleva 10 meses en marcha, desde enero de 2025. En mayo, un juez municipal concedió una medida cautelar y ordenó al contratista municipal no destruir La Palestra hasta que pudiera emitir un fallo. Esta medida cautelar sigue vigente, pero los escaladores temen perder el acceso a su campo de entrenamiento inmediatamente si el fallo final no les favorece.
“Es un enredo tremendo”, dice Fabricio Gatti, economista e instructor que lleva 15 años escalando en La Palestra, donde ahora enseña a nuevos escaladores. “El centro es nacional, pero el suelo es de la ciudad. Y aunque el plazo del 4 de octubre ya pasó, seguimos en un limbo. Nadie sabe qué va a pasar.”
Una batalla de seis años
La marcha de septiembre no era la primera vez que los miembros de CABA protestan para salvar su lugar de entrenamiento. La primera fue en agosto de 2019, después de que los funcionarios de la ciudad anunciaron que el paso elevado, el Puente Labruna, se ampliaría para conectar la Universidad de Buenos Aires con el nuevo centro de emprendimiento de la ciudad, el Parque de la Innovación. Tras ser informados de que La Palestra sería demolida en el proceso, los miembros de CABA protestaron en las calles. También solicitaron que la ciudad designara La Palestra como sitio cultural protegido, sin éxito.
A finales de 2024, las autoridades municipales anunciaron que el gobierno municipal financiaría la construcción de un muro de escalada en el Parque Olímpico, a unos 10 minutos de la ubicación actual de La Palestra. Sin embargo, los líderes de CABA rechazaron esta alternativa, argumentando que las características únicas de La Palestra, como las grietas que sujetan el equipo de escalada, no pueden reemplazarse con presas de plástico.
“Quieren construir una zona de boulder, y obviamente no es lo mismo”, dice Gatti. Buenos Aires ya cuenta con una docena de gimnasios de escalada indoors. Las presas de los gimnasios, argumenta, no son comparables con la piedra real, especialmente para enseñar escalada tradicional, anclajes y técnicas de escalada en fisuras. “Cuando vas al Chaltén y hay una grieta en la roca, te sientes seguro al escalarla porque has estado haciendo lo mismo en Buenos Aires”.
Un campo de entrenamiento para la Patagonia
La capital de Argentina se situa a más de 1600 kilómetros de El Chaltén, cuyas agujas cubiertas de nieve, lagos de color turquesa y un clima impredecible que representa una belleza y peligro a la vez. Sin embargo, para que los escaladores en Buenos Aires descubran su herencia geológica, necesitan un lugar donde aprender habilidades fundamentales.
En otras ciudades hay escuelas de escalada. En Buenos Aires, sólo existe esta. “Hay otros lugares en Argentina, Quizás Mendoza o Chaltén, pero están demasiado lejos de Buenos Aires”, dice Gatti. “Por eso es tan importante para nosotros. Es el único donde podemos aprender de verdad”.
Fundada en 1950, el CABA ha formado a generaciones de montañistas que han logrado hitos como el segundo ascenso al Cerro Chaltén (Fitz Roy) y el primer argentino en el Everest. Sin embargo, no fue hasta 1982 que Julio Corradi, representante de CABA, convenció al entonces Secretario de Deportes Alberto Dallo de construir un muro artificial que imitaba las fisuras, lajas, y chimeneas de la Patagonia. El gobierno argentino financió el centro, permitiendo que los miembros de CABA supervisaran la construcción de losas, grietas y chimeneas. Montículos de pizarra pesada fueron importados desde San Luis, una provincia a 800 kilómetros al oeste, y pegados entre sí con hormigón.
Los dos muros paralelos de La Palestra, de 16 metros de altura, están construidos con miles de piedras de pizarra para imitar características naturales de la roca, como grietas y rebordes finos. Juntos, ofrecen 150 rutas en 2400 metros cuadrados de terreno vertical. Siendo el muro de escalada urbano más grande del mundo construido con rocas naturales, la instalación alberga varios cursos del programa de formación de guías de montaña de CABA, así como entrenamiento para bomberos, policías, soldados y fuerzas especiales.
“Nuestra montaña en la ciudad”
Gracias a su diseño intencional, La Palestra funciona como un simulador de escalada tradicional de primera clase. En la parte exterior de ambos muros, miles de trozos de pizarra, cada uno del tamaño aproximado de una tostadora, se han cementado para crear una intrincada red de grietas que se extienden hacia arriba por 17 metros y hacia afuera por 40 metros. Pernos de acero inoxidable perforados a 3 metros del suelo permiten a los escaladores practicar la construcción de anclajes en terreno natural. El centro de uno de los muros exteriores se abre formando una chimenea acampanada.
En contraste, los muros interiores son prácticamente anodinos. Las capas de hormigón apiladas apenas se compensan entre sí, con microbordes cada 15 centímetros, perfectos para escaladores de losas. En uno de los muros, una grieta divisoria texturizada se eleva desde el centro. Otras seis grietas verticales aparecen a lo largo de las dos estructuras.
En un fin de semana típico, más de 100 escaladores e instructores acuden a La Palestra para practicar diversas habilidades al aire libre que van más allá del repertorio típico de gimnasio: hand jams, finger cracks, chimeneas, montaje de anclajes, colocación de material, rápel, escalada de varios largos, autorrescate, transiciones de reunión e incluso dry tooling. En el terreno, desconocidos se convierten en conocidos y luego en compañeros de múltiples maneras.
La escaladora local María Perin describe el centro de entrenamiento como un cambio de vida. “Siempre he amado el montañismo y trekking, pero veía la escalada como un deporte que otros personas hacían”, cuenta. Ahora, escala en La Palestra tres o cuatro veces por semana y prueba nuevas habilidades bajo la supervisión de escaladores más experimentados. “Es una comunidad”, insiste. “Todos nos cuidamos”.
El destino de La Palestra
La protesta de los escaladores del 6 de septiembre llamó la atención de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Tres semanas después de la marcha, la Legislatura ordenó a la alcaldía que informara sobre la reubicación de La Palestra, incluyendo detalles sobre si el nuevo muro de escalada tendría las mismas características técnicas, dimensiones, materiales y condiciones que el original.
Los escaladores dudan que esto suceda. “Ni siquiera han empezado a construirlo”, dice Gatti. “Por eso luchamos por preservar el lugar que tenemos”.
Pero el tiempo se agota. El nuevo Puente Labruna está previsto que abra al público a mediados de 2026, y el juez municipal podría decidir sobre la demolición de La Palestra en cualquier momento antes. Como parte de la medida cautelar otorgada en mayo, el juez ordenó a la contratista de la ciudad, Autopistas Urbanas Sociedad Anónima (AUSA), que negociara con los escaladores. “El juez quiere que CABA y AUSA lleguen a un acuerdo”, explica Perin, “para que hagan la nueva Palestra como queremos. Pero esto aún no ha sucedido”.
En este momento, los escaladores piden el apoyo de la comunidad escaladora para visibilizar su campaña para salvar La Palestra. El argumento principal de CABA es que la ciudad debería declarar la histórica pared de roca un sitio cultural protegido; entonces, tendrían que construir a su alrededor.
Perin invita a los turistas a visitar La Palestra en Buenos Aires, tomar una clase con CABA y ver por sí mismos lo que está sucediendo. “Lo más importante es que ahora mismo, [La Palestra] existe. La tenemos y no queremos que la derriben”.
Si el centro de entrenamiento permanece abierto, Perin pretende centrarse en mejorar su escalada tradicional. “Tengo muchos sueños”, dice. “Estoy planeando un viaje a Córdoba y Mendoza”. Algún día también le gustaría ir a Frey, una zona de escalada repleta de agujas en la Patagonia. “Pero primero necesito más experiencia con la colocación del equipo”.
Se pueden firmar la petición de los escaladores aquí.
Traducción por Felipe Tapia Nordenflycht y Aida Berberian
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